Page 206 - La máquina diferencial
P. 206

muy nervioso, empezó a toser violentamente y no respondió.
               Mallory  distinguió  la  culata  de  madera  de  una  pistola  en  la  faja  de  nudos  del
           marinero muerto, y la sacó de un tirón. Era un revólver de factura poco habitual, con

           el grueso cilindro perforado y estriado de un modo harto curioso. El cañón octogonal,
           bajo el que vio una especie de pistón, apestaba a pólvora negra. Echó un vistazo a la
           puerta golpeada del peletero. Resultaba evidente que allí se había producido el ataque

           de un grupo numeroso y empeñado en causar el peor daño posible. Los desgraciados
           debieron de dispersarse al ser abatido el marinero.
               Salió a la carretera y agitó la pistola.

               —¡El muy canalla estaba armado! —gritó—. ¡Hizo usted bien en...!
               Una  bala  disparada  por  el  rifle  del  dependiente  impactó  contra  un  escalón  de
           cemento  y  dejó  una  muesca  blanquecina.  El  rebote  a  punto  estuvo  de  acertar  a

           Mallory.
               —¡Dios lo confunda, idiota chapucero! —bramó Mallory—. ¡Deténgase en este

           mismo instante!
               Hubo un momento de silencio.
               —¡Perdón, señor! —exclamó el hombre.
               —¿Qué demonios se cree usted que está haciendo?

               —¡Ya he dicho que lo sentía! ¡Pero será mejor que tire esa arma, señor!
               —¡Y un cuerno! —rugió Mallory mientras se metía la pistola en la cinturilla de

           los pantalones. Quería exigir al dependiente que bajara y cubriera con decencia al
           muerto,  pero  se  lo  pensó  mejor  cuando  otras  ventanas  se  abrieron  con  estrépito  y
           aparecieron cuatro rifles más, dispuestos a defender a los hermanos Jackson.
               Mallory  se  fue  retirando  al  tiempo  que  mostraba  las  manos  vacías  e  intentaba

           sonreír. Cuando la niebla se hubo espesado a su alrededor, se dio la vuelta y echó a
           correr.

               Ahora se movía con más cautela e intentaba mantenerse en el centro de la calle.
           Descubrió  una  camisa  de  batista  pisoteada  y  rasgó  una  manga  ablusada  con  la
           pequeña  hoja  de  sierra  de  su  navaja  Sheffield.  Podía  ser  una  máscara  bastante
           práctica.

               Examinó el revólver del marinero y sacó un cartucho ennegrecido del cilindro.
           Todavía tenía cinco disparos. Era un arma torpe, extranjera, de desigual color azul,

           aunque  el  mecanismo  parecía  haber  sido  fabricado  con  cierto  grado  de  precisión.
           Distinguió «Ballester-Molina» en un sello borroso que había en un lado del cañón
           octogonal, pero no se veía ninguna otra marca.

               Salió a Aldgate High Street y recordó la calle por el paseo que había dado con
           Hetty  desde  el  muelle  del  Puente  de  Londres,  aunque  se  le  antojaba  si  acaso  más
           siniestra y horrible que en plena noche. La chusma no parecía haberla tocado todavía,

           según el capricho inherente al caos.




                                        www.lectulandia.com - Página 206
   201   202   203   204   205   206   207   208   209   210   211