Page 237 - La máquina diferencial
P. 237
¿Confederado? ¿Unionista? ¿Texano? ¿Californiano?
—Es de Nueva York —respondió Tally.
—¿Qué? —espetó Fraser con incredulidad—. ¿Pretendes decirme que venía de la
comuna de Manhattan? —Miró hacia atrás y contempló al moribundo mientras
seguían caminando. Se recuperó con rapidez de la sorpresa y adoptó un tono
escéptico—. No hablaba como uno de esos yanquis de Nueva York...
—Yo no sé na de ningún común de esos. ¡A Swing le caía bien, eso es todo!
Fraser los llevó por un callejón en el que se cruzaban unas herrumbrosas pasarelas
elevadas. Las inmensas paredes de ladrillo resplandecían húmedas y grasientas.
—¿Hay alguno más como ese en el consejo de Swing? ¿Hay más hombres de
Manhattan?
—Swing tiene un montón de amigos —respondió Tally, que parecía más
recuperado—. ¡Y os va a mandar al otro barrio, ya lo veréis! ¡Vosotros jugad con él!
—Tom... —dijo Fraser, mirando ahora al hermano de Mallory—, ¿sabes manejar
una pistola?
—¿Una pistola? —Coge esta —dijo al tiempo que le entregaba la pistola de
cañón corto de Tally—. Solo queda un disparo. No debes usarla a menos que el tipo
esté lo bastante cerca como para tocarlo.
Tras deshacerse de la pistola, Fraser echó mano sin más pausas al bolsillo de la
chaqueta, extrajo una pequeña cachiporra de cuero y sin dejar de caminar comenzó a
asestar porrazos a Tally Thompson en la gruesa carne de los brazos y en los hombros,
con terrorífica precisión.
El hombre se estremecía y gruñía ante los golpes. No tardó en empezar a chillar y
moquear. Fraser se detuvo y se guardó la cachiporra.
—Maldita sea... Si es que eres tonto, Tally Thompson —dijo con un extraño tono
afectuoso—. ¿Es que no sabes nada de polis? He venido a buscar a tu precioso Swing
yo solito.¡Me he traído a estos tres alegres jóvenes para que vean la diversión, nada
más! Y ahora, ¿dónde se esconde?
—Está en un almacén grande, en los muelles —lloriqueó Tally—. ¡Un sitio
atestado de botín de los saqueos, hasta arriba! Y armas, cajas enteras de buenas
pipas...
—¿En qué almacén dices?
—¡No lo sé! —gimoteó Tally—. ¡Yo nunca he traspasado esas puñeteras verjas!
¡No me sé los nombres de esos bazares de lujo, maldita sea!
—¿Qué nombre hay en la puerta? ¡El propietario!
—¡No sé leer, sargento, usted lo sabe!
—¿Dónde está entonces? —preguntó Fraser implacable—. ¿Muelles de
importación o de exportación?
—Im... importación...
www.lectulandia.com - Página 237