Page 95 - La máquina diferencial
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punzada de ira—. Si no les hubiéramos dado armas, no nos habrían ayudado.
Podríamos haber estado excavando durante años de no haber sido por la ayuda
cheyene...
—Dudo que alguien pudiera dar esas razones ante un ranger de Texas — dijo
Oliphant—. En realidad, dudo que se pudieran dar ante la opinión pública...
—No tengo ninguna intención de hablar con la prensa. Lamento haber hablado
con usted. Está claro que no es muy amigo de la Comisión.
—Ya sé mucho más sobre la Comisión de lo que me hubiera gustado descubrir.
He venido aquí para trasmitirle una advertencia, doctor Mallory, no para solicitar
información. He sido yo quien ha hablado con demasiada libertad, y me he visto
obligado a hacerlo porque es obvio que los errores de la Comisión han puesto en
peligro su vida, señor.
Había fuerza en ese argumento.
—Está bien —admitió Mallory—. Ya me ha advertido, señor, y se lo agradezco.
—Lo pensó un momento y dijo—: ¿Pero qué pasa con la Sociedad Geográfica, señor
Oliphant? ¿Qué lugar ocupa en esto?
—Un viajero atento y observador puede servir a los intereses de su nación sin
perjuicio de la ciencia —señaló Oliphant—. Hace mucho tiempo que la Sociedad
Geográfica es una fuente vital de información. Elaboración de mapas, rutas navales...
Mallory saltó entonces.
—¿Y a ellos no los llama «aficionados», señor Oliphant? ¿Aunque ellos anden
también con faroles oscuros donde no deberían?
Se produjo un silencio.
—Pero es que ellos son... nuestros aficionados —respondió Oliphant con
sequedad.
—¿Y cuál, para ser precisos, es la diferencia?
—La diferencia concreta, doctor Mallory, es que a los aficionados de la Comisión
los están asesinando.
Mallory gruñó y se arrellanó en la silla. Quizá hubiera una base real en la oscura
teoría de Oliphant. La repentina muerte de Rudwick, su rival, su enemigo más
formidable, siempre le había parecido un golpe de suerte demasiado conveniente.
—¿Qué aspecto tiene, entonces, ese asesino texano suyo?
—Lo describen como un hombre alto, moreno y de constitución poderosa. Usa un
sombrero de ala ancha y un gabán largo y pálido.
—¿No sería uno de esos tipos malhumorados y fatuos de las carreras, con una
frente sobresaliente —Mallory se tocó la sien— y un estilete en el bolsillo?
Oliphant abrió mucho los ojos.
—Cielo santo... —dijo en voz baja.
De repente Mallory se dio cuenta de que se estaba divirtiendo. Desconcertar a
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