Page 16 - JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
P. 16

JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO

                                                Obediencia, la prueba ácida
                  El Padre envió a Jesús al mundo con un mensaje para la humanidad. Rechazar ese mensaje es
                  rechazar a Jesús. Rechazar a Jesús es rechazar al Padre. «El que a vosotros escucha, a mí me
                  escucha, y el que a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y el que a mí me rechaza, rechaza al
                  que me envió.» (Lc. 10:16). La voluntad del Padre tiene mandamientos como también promesas.
                  Muchos  esperan  disfrutar  de  las  promesas  mientras  que  desprecian  y  descuidan  los
                  mandamientos. Ellos esperan cosechar los beneficios de la voluntad de Dios, pero rechazan
                  rotundamente  la  obediencia  a  sus  mandamientos.  Jesús  enfatiza  la  necesidad  de  hacer  la
                  voluntad del Padre. ¡Si no hacemos Su voluntad tampoco podemos disfrutar de las promesas del
                  Padre!

                                             Muchos argumentarán con el Señor
                  En estas advertencias contra la desobediencia Jesús revela el hecho de que muchos en el día del
                  juicio esperarán ser salvos debido a que siguieron sus propios requisitos. Los hombres se inclinan
                  a crear sus propios estándares con respecto a lo que alguien debe hacer para ir al cielo. Jesús en
                  este pasaje nos enseña que es Dios quien determina lo que una persona debe o no debe hacer
                  para ser agradable ante Él en el día del juicio.
                                            Jesús nunca aprueba la desobediencia

                  A aquellos que no le han obedecido pero que afirman haber cumplido Su voluntad, Él les dirá:
                  «“Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicais la iniquidad.”» (Mat. 7:23). Él no les
                  negará que estaban ocupados en la religión, ¡pero simplemente les dirá que no aprueba lo que
                  ellos hacían! La solemne verdad es que «no todos entrarán» sino solamente los obedientes. «No
                  todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
                  voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mat. 7:21). ¡Los hombres tienen que obedecer!




























                                                           15
   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20   21