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Alumbramiento (1945). Drama en tres actos. Está inédito.

            Cuatro sombras frente al cemí (1946). Drama en tres actos.
            Primera versión de María Soledad. Está inédito.
            Arriví considera una trilogía las piezas anteriores por el asunto que
        tratan: El diablo se humaniza, Alumbramiento y Cuatro sombras frente
        al cemí.
            María Soledad (1947). Drama en tres actos y en prosa. El nombre del
        personaje central refleja la angustia de la soledad y la incomprensión en

        el ser humano. Por esa razón, ella se mueve entre la realidad y la fantasía.
        Luego de una revisión en el año 1950 la titula Una sombra menos. Se
        ha visto en el personaje la angustia de la incomprensión humana, de
        aquí que se considere un drama eminentemente existencialista. En
        1961 escribe una refundición de este drama y lo llama de nuevo María
        Soledad. No cabe duda de que Arriví se compenetró con este personaje,
        ya que el poema teatral Licuar el cemí que te esclaviza, aparecido en
        su poemario de 1980 se lo dedica: “A María Soledad mi personaje
        fantasma”.

            Escultor de la sombra (1947). Drama mental. En 1970 hace una
        adaptación experimental para escena del poemario Escultor de la sombra
        (1965) inspirado, a su vez, en el drama de teatro mental con el mismo
        nombre.
            Cuento de hadas (1949). Comedia fantástica en un acto y tres
        cuadros. Aparece en la antología  Teatro breve hispanoamericano de
        Carlos Solórzano.

            El caso del muerto en vida (1949). Drama en dos actos y un epílogo.
        Esta obra está inspirada en Cuento de hadas, la cual ahora amplía. La
        refunde en el año 1951. El autor utiliza en esta pieza un recurso innovador
        en ese tiempo. Coloca entre los espectadores al narrador del suceso
        que se escenifica, como una forma de darle participación al público
        en el drama. Se reconstruye la acción retrospectivamente para dar a
        conocer a un alma atormentada en una encrucijada sicológica; tiene,
        por lo tanto, una gran carga existencial. Con ella se inicia la secuencia


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