Page 80 - Aldous Huxley
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                  -Por ejemplo -susurró-, la forma en que la gente de aquí se empareja. Una locura, te lo
                  aseguro, una auténtica locura. Todo el mundo pertenece a todo el mundo, ¿no es cierto?
                  ¿No es cierto? -insistió, tirando a Lenina de  la  manga.  Lenina,  apartando  la  cabeza,
                  asintió, soltó el aire que hasta entonces habla contenido y aspiró una nueva bocanada
                  relativamente libre de malos olores-. Pues bien -prosiguió Linda-, aquí se supone que
                  una  sólo  puede pertenecer a otra persona. Y si aceptas tratos con otros hombres te
                  consideran mala y antisocial. Te odian y te desprecian.  Una  vez  acudió  un  grupo  de
                  mujeres y armaron un escándalo porque sus hombres venían a verme. Bueno, ¿y por qué
                  no? Y me pegaron la gran paliza... Fue horrible. No, no puedo contártelo. -Linda se tapó
                  la cara con las manos y se estremeció-. Son odiosas, las mujeres de aquí. Locas, locas y
                  crueles. Y, desde luego, no saben nada de ejercicios malthusianos, ni de frascos, ni de
                  decantación,  ni  de  nada.  Por  esto constantemente tienen hijos... como perras. Es
                  asqueroso. Y pensar que yo... ¡Oh, Ford, Ford, Ford! Y, sin embargo, John fue un gran
                  consuelo para mí. No sé qué hubiese hecho yo sin él. A pesar de que se ponía como loco
                  cada  vez  que  un  hombre...  Ya  cuando era niño, no creas. Una vez, cuando ya era
                  mayorcito, quiso matar al pobre Waihusiwa, o a Popé, no lo recuerdo bien, sólo porque
                  alguna que otra vez venían a verme. Nunca logré que comprendiera que así es como
                  debían obrar las personas civilizadas. Yo creo que la locura es contagiosa. En todo caso,
                  John parece habérsela contagiado de los indios. Porque, naturalmente, convivió mucho
                  con ellos. A pesar de que se portaban muy mal con él y no le dejaban hacer lo que los
                  demás muchachos hacían. Lo cual, en cierta manera, fue una suerte, porque así me fue
                  más fácil condicionarse un poco. Aunque no tienes idea de cuán difícil es. ¡Hay tantas
                  cosas que una no sabe! No tenía por qué saberlas, claro. Quiero decir que, cuando un
                  niño te pregunta cómo funciona un helicóptero o quién hizo el mundo... bueno, ¿qué
                  puedes contestar si eres una Beta y siempre has trabajado en la Sala de Fecundación?
                  ¿Que puedes contestar?
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