Page 185 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS POLÍTICAS 185
una gran ciudad, dividida, mediante un muro, en ciudad alta y ciudad
baja, la primera con las residencias de los jefes y el santuario, y la segun
da con las estancias y los talleres donde se trabajaban el metal, el cuero
y la arcilla. El plano es helenístico, con su cuadrícula característica y sus
largas calles, pero las casas de piedra seca o de adobe sobre cimiento de
piedra y cubiertas de ramaje son muy pobres en comparación con las
de Glanum. Los objetos helénicos son numerosos (cerámica megarense,
ánforas de Rodas), todos importados de Marsella. Las monedas, halla
das en gran número, son esencialmente marsellesas (un tesoro contiene
casi 1.500), aunque también hay tres piezas de los alóbroges y algunos
denarios republicanos.
Una vía enlosada lleva al «santuario de los espíritus», situado en la
parte alta, donde se han efectuado sorprendentes descubrimientos: pila
res llenos de celdillas en forma de calaveras alternando con grabados de
cabezas cortadas, estatuas de jefes con atuendos de guerra que aparecen
sentados, en cuclillas o a caballo, con la mano izquierda sobre una más
cara que representa una cabeza cortada con los ojos semicerrados y
asiendo con la derecha un rayo de hierro —auténticos retratos de efigies
rudas— . Los grandes jefes muertos recibían allí las honras fúnebres,
convertidos en héroes bajo la forma de Taranis, divinidad del trueno,
identificado por los romanos con su Júpiter. En cuanto a las cabezas cor
tadas, no son forzosamente de enemigos decapitados, porque se sabe
que los galos embalsamaban las cabezas de sus reyes difuntos y las guar
daban cuidadosamente en pequeños cofres: Posidonio, que visitó Galia
a principios del siglo I (véase la pág. 126), lo cuenta horrorizado. El cul
to de los héroes, convertidos en espíritus protectores cuyos mana es sa
ludable conservar en el oppidum, y el culto a la cabeza cortada eran las
creencias más profundas del mundo celta que se perpetuaron en Entre-
mont, pero empleando los medios de expresión plástica griegos. La ins
piración macabra es claramente indígena, con una conmovedora emo
ción frente a la muerte, terrible y fraternal al mismo tiempo, dado que
conduce a la apoteosis, pero la técnica es helénica.
Los antiguos fueron sensibles al vasto movimiento de helenización
que conquistó, en el lapso de tres siglos, toda la Galia meridional. César
afirma (La guerra de las Galias, 1, 1,3) que, en la Narbonense, hay una
civilización (cultus) y un humanismo (humanitas) que no existían en la
Galia bárbara. Según Estrabón (4, 1,5), «los marselleses hicieron de su
ciudad una gran escuela para los bárbaros y convirtieron a los galos en
filohelenos hasta el extremo de que sólo redactaron en griego sus con