Page 190 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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190 EL MUNDO HELENÍSTICO
realizándose obras interesantes hasta el inicio del Imperio romano. Los
santuarios nos han proporcionado estatuaria abundante y muy original,
que representa tanto un bestiario variado (leones, toros, esfinges) como
la figura humana. Sólo en el Cerro de los Santos se ha encontrado un con
junto impresionante de 200 estatuas de mujeres drapeadas o de orantes.
La obra maestra, la Dama de Elche — «española por la manera y la
vestimenta, quizá fenicia por el aderezo, y griega por el estilo» (Th. Rei-
nach)— , goza de merecida reputación. No se sabe qué admirar más en
ella, si el rostro apesadumbrado, con una severa y altiva majestad, o la so
brecargada ornamentación: un complejo tocado coronado con una mitra,
una cinta lisa de la que pende, a ambos lados de la cabeza, una gran rue
da con umbo central, y un profuso collar de tres vueltas. Esta enigmática
mujer, reina o sacerdotisa, posee una huella local muy marcada, y su ade
rezo recuerda ciertas obras cartaginesas, pero la técnica es indudable
mente griega, especialmente en el modelado del rostro y en el drapeado
de la camisa pegada al cuerpo y del manto con grandes pliegues. Cuesta
creer que un artista capaz de realizar un retrato de semejante expresividad
hubiera podido aprender su técnica en un taller que no fuera helénico. La
fecha de la obra es claramente más tardía de lo que se dijo en un princi
pio, cuando se buscaban paralelismos con el arte ático del siglo V: debe de
remontar a principios de la época helenística (según algunos, a mediados
del siglo rv), al igual que la Gran dama oferente del Cerro de los Santos.
El arte menor está igualmente helenízado. Los bronces de los san
tuarios de Despeñaperros y de Castellar de Santiesteban (Jaén), también
muy ornados a la manera oriental, manifiestan claramente el influjo grie
go. Las figuritas de terracota, especialmente las de Eivissa, contienen
aportaciones tanto púnicas como griegas. Pero la gran pintura y la cerá
mica fueron de clara inspiración helénica. En el siglo IV, los motivos geo
métricos de los vasos fueron reemplazados por una variada decoración
de animales y figuras humanas. La alfarería del cerro de San Miguel, en
Liria (Valencia), muestra escenas de caza, de pesca o de ceremonias ri
tuales, con una expresividad algo bárbara.
La helenización decrece rápidamente a medida que se avanza por la
Meseta, lo que no es óbice para que se reciban otros influjos, especial
mente el cartaginés.20 Pese a sus límites, la transformación que supone la
aculturación helénica no es por ello menos importante, como en la Ga
lia meridional: es característico de ambas zonas que una de las creacio-
20. Sobre el poder cartaginés en la España del siglo III, véanse las págs. 191 y sigs.