Page 193 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS POLÍTICAS 193
llevando a la otra. Desde el siglo IV, Dionisos se identifica con un dios niño
cananeo, Shadrapa. En las estelas funerarias del tophet se observan, además
del caduceo de Hermes, signos dionisíacos: crátera, hiedra, viña y un sátiro
itifálico; en las sepulturas se han encontrado racimos de uva y falos.
Aparece una escatología nueva, que responde a los mismos tormentos
presentes en el mundo helenístico. La práctica de la incineración, copiada
de los griegos, demuestra la creencia en un alma etérea, que se libera con el
fuego. Los motivos que simbolizan esa alma, Esfinge y Sirenas, son nume
rosos en las tumbas, como en el mausoleo de un príncipe númida en Dug-
ga (siglo II). Se apela a Deméter y a Dionisos para pedir la eterna salvación,
porque las viejas creencias de la oscura caverna del schéol ya no bastan.
Ciertamente, todas esas aportaciones son superficiales. El arte púni
co siguió fabricando incansablemente su mercancía tradicional. Los
principales dioses siguieron siendo Baal Ammón y Tanit, y sólo apenas
se humanizó el horrible culto que se les rendía en el tophet sustituyendo
a los niños por animales en el sacrificio. Aunque estuvo mucho tiempo
abocada al Mediterráneo, es decir, al mundo griego, Cartago permane
ció fiel a su pasado semítico.
En el Imperio de Cartago
La influencia griega parece que se introdujo parcialmente en el vas
to imperio creado poco a poco por Cartago.
Ya hemos hablado del caso de España, donde coexistían colonias
púnicas y griegas. Córcega y Cerdeña, donde el elemento indígena (ligur
en el primer caso e íbero en el segundo) era predominante, tuvieron que
aceptar la hegemonía de Cartago hasta que fueron anexionadas por Roma
en el 238. Pero la influencia helénica es sensible. En Córcega, las excava
ciones han demostrado que Alalia estaba en el lado griego. En Cerdeña,
donde se han hallado algunas inscripciones griegas, Olbia mantenía una
relación comercial con Marsella.
En el Magreb,24 en principio controlado parcialmente por los carta
gineses, y donde, incluso después de la caída de la metrópolis, penetra
24. Dejando a un lado el elemento púnico, la población era libia. Los libios (antece
sores de los bereberes) pertenecían al grupo camita. Ocupaban un inmenso territorio,
desde el oasis de Siwa hasta el Atlántico y desde la sabana sudanesa hasta el Mediterrá
neo. Estaban divididos en numerosos pueblos: númidas, moros, gétulos...