Page 195 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÄS  ALLÁ  DE LAS  FRONTERAS  POLÍTICAS  195

      con la toma de Tarento, que consumó la conquista de la Magna Grecia.
     A partir de entonces, los contactos políticos y militares con el mundo he­
     lénico, la conquista progresiva de la cuenca oriental del Mediterráneo y
     la afluencia de esclavos orientales aceleraron el movimiento. Las menta­
     lidades contrarias a esos cambios trataron vanamente de pararlos: Catón
     el Viejo impuso leyes suntuarias contra el lujo que llegaba de Grecia, pe­
      ro él mismo aprendió griego en sus últimos días; en el 186, el senado re­
     primió duramente las Bacanales, sin lograr expulsar a Baco ni vencer el
     misticismo. Si éste era irresistible, era porque las condiciones sociales ha­
     bían evolucionado profundamente.  La ciudad estaba  dividida entre la
     aristocracia y la plebe, igualmente ávidas de placeres, y el pueblo era sen­
     sible al predicamento de algunos pensadores políticos griegos.
         El poder absoluto de los reyes de Oriente fascinaba a los espíritus
     más nobles. El primero de los imperatores que antepuso su propia vo­
     luntad de poder a la salvaguarda de las instituciones republicanas fue
     Escipión el Africano. Después de que Zama le llevase a lo más alto de
     la gloria, Escipión aplastó al Estado con su orgullo altanero. Como un
     rey helenístico,  realizó  una política familiar,  confiando  a  su hermano
     Lucio la dirección de la guerra de Siria a fin  de servirle de mentor. Y
     Enio le prometió a ese superhombre, que ya disfrutaba de los honores
     humanos, una feliz eternidad. Acusado de haberse dejado corromper
     por Antíoco III, rehusó defenderse y se retiró a un orgulloso exilio. Si-
     la fue aún más lejos: intentó fundar una monarquía en Roma, pero, in­
     capaz de consolidar suficientemente su influencia sobre el Estado, pre­
     firió los placeres de Campania al ejercicio de un poder que hubiera sido
     limitado.25 César soñaba con llevar la diadema del basileus y Antonio,
     subyugado tanto por Oriente como por Occidente, con establecer un
     reino teocrático.
        El gran comercio hizo su aparición siguiendo, naturalmente, el ejem­
     plo griego. A partir del 326, Roma acuñó sus primeras monedas de pla­
     ta en Campania, los «didracmas romano-campanienses», y se inició con
     la suficiente rapidez en la economía monetaria como para abandonar, en
     el 289, el patrón griego en favor del patrón libra y transportando sus ta­
     lleres a la propia ciudad en el 269. En el  179 se construyó en Ostia un
     gran puerto de tipo helenístico;  desde entonces, los negotiatores y los
     banqueros de Italia ya no se diferenciarían de sus correligionarios orien­
     tales más que por su mayor ambición.


        25.  Por lo menos, si se acepta la hipótesis de J. Carcopino.
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