Page 191 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÄS  ALLÄ  DE  LAS  FRONTERAS  POLÍTICAS  191

      nes más brillantes de la civilización griega, la estatuaria, fascinase a los
      indígenas hasta el punto de imitarla para expresar sus propias concep­
      ciones. También en este caso, cuando los romanos conquistaron Hispa­
      nia para arrebatársela a los cartagineses,21 encontraron un país que, gra­
      cias a los griegos, ya no era realmente bárbaro.



      El M editerráneo medio

         Al principio del período helenístico, el Mediterráneo medio estaba
      dividido en dos repúblicas aristocráticas —primero, aliadas, y, después,
      rápidamente rivales— , Cartago y Roma, en las que el helenismo era aún
     más fuerte que en las naciones bárbaras de Europa.



     Las transformaciones de Cartago

         La antigua colonia fenicia ya no estaba confinada en su aislamiento,
      como en siglos anteriores, pero su apertura acrecentó la gravedad de los
     problemas sociales. El pueblo, inquieto ante el poder de la aristocracia,
     reivindicaba sus derechos tras las derrotas de la primera guerra púnica y
     la rebelión de los mercenarios. Una gran familia, los Barca o Bárcidas, se
     aprovechó de ello para apoyarse en el pueblo y lanzarse en Hispania a
     empresas personales que recordaban a las de Alejandro y los diadocos;
     uno tras otro, Amílcar (que desembarcó en el 237), su yerno Asdrúbal y
     su hijo Aníbal desplegaron en ella su poder. El Estado que crearon, apo­
     yándose en un ejército  de mercenarios,  tenía las  características de una
     monarquía helenística. Llevaron a cabo una política de asimilación, des­
     posaron a princesas íberas, fundaron una Nueva Cartago (Cartagena) co­
     mo capital y acuñaron monedas donde aparecían como reyes, con la ca­
     beza ceñida con una diadema.
        Tras una interrupción de casi dos siglos, Cartago comerció de nuevo
     con el mundo griego. Las relaciones eran especialmente estrechas con el
     Egipto lágida, Rodas y Campania. La moneda existía desde el 350 (en la Si­
     cilia púnica, desde principios del siglo IV, para pagar los sueldos de los mer­
     cenarios): su patrón fenicio era el mismo que el de los tolomeos. Los co­
     merciantes cartagineses frecuentaban Atenas y Délos, y Tebas tenía un


        21.  La organización de las dos provincias data del 197.
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