Page 192 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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192                   EL  MUNDO  HELENÍSTICO


      proxenos en Cartago. Plauto, inspirándose en una comedia griega, hizo
      desembarcar a un negociante púnico en Calidón,  donde tenía un anfi­
      trión. El comercio se basaba en el intercambio, productos griegos manu­
      facturados por géneros alimenticios del Magreb y minerales importados
      a través del comercio de larga distancia con el Africa negra  (oro de los
      placeres de Gambia) o las Islas Británicas (estaño). En la propia Cartago,
      los objetos helénicos eran numerosos, lo mismo que en las necrópolis del
      cabo Bon: alfarería, bronces y marfiles. Un bello vaso modelado, origina­
      rio de Alejandría, lleva una cabeza de hombre sobre la tapa con una rana
      debajo, símbolo egipcio de la resurrección.
         En consecuencia, el arte se transformó —no el gran arte, sin duda— ;
     los templos siguieron siendo de tipo fenicio, y sólo posteriormente su orna­
      mentación escultórica se inspirará en los modelos griegos. Pero la escultura
      religiosa y funeraria se helenizó. Las estelas del tophet22 presentan la forma
      de un pequeño templo con frontón, acróteras, entablamento y columnas jó­
     nicas. Aparecen símbolos religiosos o elementos decorativos originarios de
      Grecia (hermes, sátiro, crátera, follaje). Los sarcófagos descubiertos en la
      necrópolis de Santa Mónica tienen una tapa decorada con estatuas de divi­
     nidades: el más interesante lleva una Tanit, identificada con Isis y vestida
      con un traje que imita el plumaje de un pájaro. Los coroplastas copiaban las
      terracotas sicilianas y los broncistas los oinochoes italiotas. Esas influencias
     pueden explicarse, en parte, por la instalación de artistas griegos en Carta­
     go, el más famoso de los cuales fue el escultor Boeto de Calcedonia.
         También  las  almas  eran sensibles  al prestigio de los  cultos  griegos.
     Después del tratado firmado entre Aníbal y Filipo V tras la victoria púni­
      ca sobre los romanos en Cannas, los dioses invocados en el juramento de
     los cartagineses portaban nombres helénicos,23 como si el cartaginés hu­
     biera querido mostrar que  ambos  panteones eran  cercanos.  Deméter y
     Coré habían sido introducidas solemnemente, en el 396, para expiar un
     sacrilegio cometido por Amílcar durante el sitio de Siracusa; les fue consa­
     grado un templo en la colina de Bordj Djedid y mujeres griegas, estableci­
      das en Cartago, les rindieron culto a la manera griega. Las excavaciones
     han sacado a la luz numerosos vasos para libaciones funerarias múltiples
      (.kernoi) y, en las tumbas, estatuillas de factura griega de ambas diosas, una



         22.  Santuario donde tenían lugar los sacrificios de niños.
         23.  Los dioses griegos mencionados en ese juramento son difíciles de identificar con
     las divinidades púnicas. De todas maneras, parece que se podrían proponer las siguientes
      asimilaciones: Zeus = Baal Ammón; Hera = Tanit; Heracles = Melqart; Ares = Hadad...
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