Page 187 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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MÁS  ALLÁ  DE  LAS  FRONTERAS  POLÍTICAS  187


      lando en el territorio comprendido entre el Ródano y el Hérault, esa zo­
      na fue a su vez ocupada. Así, entre el Ródano y los Pirineos, se abrió un
      magnífico campo de expansión para el comercio griego, que dejó innu­
      merables huellas en forma de vasos y monedas en los oppida.
         Tales relaciones explican los préstamos culturales obtenidos por los
      nativos. La arquitectura se perfeccionó: las fortificaciones eran esmera­
      das; las casas, que seguían siendo rudimentarias y de una sola pieza, se
      sostenían sobre columnas cuyo capitel imita con mala traza el jónico o el
      dórico. Y se desarrolló una escultura céltico-griega, muy próxima a la de
     Provenza, y cuya tipología más notable era el guerrero de Grézan o el
     dintel de Nages (Gard).19
         A finales del siglo il y en el siglo I, aparecen monedas locales. Unas fue­
     ron emitidas por pueblos, como las monedas de plata con cruz de los vol­
     eos tectosagos y las piezas de bronce de tribus celtas e íberas  (longosta-
     letos de Béziers, neronceno de Narbona), mientras que otras llevan, en
     caracteres griegos, el nombre de una ciudad (Béziers) o de sus jefes celtas,
     que en griego se acompañaban del título de basileus. Además, íberos y cel­
     tas se acostumbraron a escribir su lengua en caracteres griegos, lo cual sor­
     prende especialmente en el caso de los íberos, que poseían su propio alfa­
     beto: existe una inscripción íbero-griega sobre una lámina de plomo de
     Elna (Iliberis) y unas veinte galo-griegas. Estas últimas, halladas sobre to­
     do en la región de Nimes, están en monumentos de tipología claramente
     gala:  capitel o fuste de columna votiva (capitel de Montagnac en el Hé­
     rault) y altas estelas funerarias, coronadas por una pirámide (monumento
     de Escingoreix en Nimes).
         También la religión parece haberse transformado. Estrabón afirma
     que «los  propios rituales  de sacrificio se helenizaron»  (4,1).  Ahora  el
     osario era, normalmente, una crátera; las copas se quemaban en la pira
     funeraria y se encerraban en la tumba. Ese era el ritual griego de las exe­
     quias, que confía el muerto al Dionisos infernal para asegurar su eterna
     salvación. Así pues, el comercio del vino y de vasos para libaciones tam­
     bién vehicula creencias dionisíacas. En las casas del oppidum de La Ro­
     que, cerca de Fabrègues  (Hérault), se han descubierto altares-hogares
     para el culto doméstico, junto a curiosos vasos cuyo fondo se agujereaba
     antes de ser cocidos: costumbres que no parecen locales y que debieron
     de ser importadas. Por otra parte, algunas divinidades autóctonas reci­
     ben nombres helénicos: el culto de Heracles era antiguo, tanto como la

         19.  La decoración de este dintel alterna caballos y cabezas cortadas.
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