Page 35 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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LOS  ESTADOS  HELENÍSTICOS            35

      surgiría la Liga aquea) y de la que él era begem ón; venció a Cleómenes en
      Selasía (222) y entró en Esparta, profanada por vez primera por un ene­
     migo victorioso, Pero mediante una concesión cuya importancia se hace
      difícil entender, quizás aceptó la constitución junto a él de un koinón de
     los macedonios, que, en cierta medida, debió de limitar su absolutismo,
         El reinado de los dos últimos monarcas, Filipo V (hijo de Demetrio II)
     y su hijo Perseo, estuvo dominado totalmente por la lucha contra Roma.
     Filipo V era un príncipe que llevaba su energía hasta la violencia. Se de­
     jó llevar por ios aqueos a una guerra con los etolios, «ia guerra de los
     aliados») que finalizó en 217 con la paz de Naupacta, basada en la uti
     possidetis. La primera guerra de Macedonia, en la que los etolios y Pér­
     gamo estaban al lado de los romanos, mientras que Filipo se había alia­
     do con Aníbal, terminó en Fénice (205) con el reparto de Iliria entre Ro­
     ma y Filipo. La segunda guerra, en la que los etolios e incluso los aqueos
     eran aliados de Roma, provocó la derrota de la falange macedonía en Q*
     noscéfalos (197). Al año siguiente, la paz obligó a Filipo a renunciar a
     Tesalia y Grecia y a entregar su flota. Flaminio proclamó en Corinto la
     libertad de los griegos,
        Perseo volvió a la lucha, pero era un hombre poco resuelto y avaro y
     estaba lejos de poseer ks cualidades de su padre. La tercera guerra de
     Macedonia acabó en derrota: vencido en Pidna (168), fue llevado a Ro­
     ma con el triunfo de Paulo Emilio. Macedonia fue dividida en cuatro
     distritos antes de ser reducida a provincia (148). En el 146, Lucio Mum­
     mio tomó y arrasó Corinto tras una revuelta: esta acción infame hizo de­
     saparecer una de ks más bellas ciudades de Greda. A excepción de Es­
     parta, Atenas y Delfos, que obtuvieron el título de federadas, todas ks
     ciudades de Grecia debían pagar tributo. Grecia estuvo sometida al pro­
     cónsul de Macedonia hasta el 27,  año en que Augusto k convirtió en
     una provincia especial: Acaya. Fiel a sí misma, se derrumbó, y, al prefe­
     rir una alianza con los bárbaros romanos a soportar el yugo macedonio,
     despreció toda coacción: no hay que olvidar que, en Cínoscéfaios, los fu­
     riosos asaltos de los etolios determinaron, en parte, k  victoria romana.
        Macedonia fue, sin duda, el menos brillante de los reinos helenísticos,
     entre los cuales ocupa un lugar muy especial. Desde luego, durante mucho
     tiempo su poder militar fue considerable, gracias al valor de la falange re­
     clutada sobre el terreno, y a la que, por otra parte, pronto hubo que incor­
     porar mercenarios gáktas y, posteriormente, ílirios y cretenses, e incluso si­
     rios; tampoco su flota, excepto con G anatas, estuvo nunca a la altura del
     ejército, a causa de sus limitados recursos financieros y de la concentración
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