Page 38 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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      decisiones, asimismo,  con respecto a la guerra y la  paz, las alianzas, la
      elección de embajadores y la concesión del derecho de ciudadanía, Al
      igual queen la monarquía, el prostato, que aparece en los decretos fede­
      rales, debía presidir la asamblea de los epirotas, El secretario dei consejo
      (.synedrion), cuya composición se desconoce, desempeñaba también un
      papel importante en la gestión de los asuntos de la comunidad,
         Los piratas ilirios se apoderaron de Fénice, la fortificación más im­
      portante, y Epiro, reducida a las tres tribus originarias, se alió con ellos.
      En el 219, la protección macedonia no impidió el saqueo de Dodona por
      los etoiios. La intervención romana durante las guerras de Macedonia
      transformó Epiro en  campo de maniobras para los ejércitos de ambos
      bandos y dividió a ia población, una parte de la cual colaboró con el in­
      vasor occidental, mientras que la otra apoyó a la Macedonia de Fiiipo V
      y de Perseo. En el  167 llegaría la venganza de Paulo Emilio, que destru­
      yó sesenta y siete ciudades, vendió corno esclavos a 150.000 habitantes y
      arruinó el país, que se incorporó a la provincia de Macedonia (148).



      LA RENUNCIA A  ÖCCIE)ENTE

         El mundo colonial carecía de 1a vitalidad de antaño. Habrá ocasión
      de estudiar el papel de las ciudades dei Ponto y de Marsella en la difu­
     sión del helenismo,  Pero,  a la sazón, Girene estaba bajo  dependencia
     egipcia y la Grecia de Italia y de Sicilia no tardaría en ser anexionada por
     Roma. El declive sólo sería frenado por las empresas de un Agatocles, de
     un Pirro, de un Hierón Π.


     La monarquía de A gatocles (31 } YJ)


         La situación en todo ei Occidente griego era grave. Desde finales del
     siglo IV, Roma había sometido Çampania y estaba cada vez más intere­
     sada en la Magna Grecia. Los itálicos aumentaron su presión sobre las
     colonias helénicas descendiendo hacia el sur. Para defenderse, 1 aren to
     reclamó, en primer lugar, el auxilio del rey de Esparta, Arquidamo, lue­
     go el de Alejandro el Moloso, que obtuvo un efímero reino de Posidonia
     en Regio, y, por último, el del lacedemonio C león mío.
         Sicilia vivía bajo la amenaza púnica. En Siracusa, que era la ciudad
      más próspera, Agatocles, un demócrata, tomó el poder eliminando a los
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