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86 EL MUNDO HELENÍSTICO
Escisión étnica y escisión económ ica
Como en toda sociedad colonial, la escisión tuvo lugar, en primer
término, según criterios étnicos: para los conquistadores, poder y rique
za. Pero la desproporción entre ambos elementos y las cualidades natu
rales de algunos nativos, poseedores de una civilización milenaria, junto
a los logros personales de individuos capacitados y dinámicos, conduje
ron rápidamente, a partir del siglo II, a otra diferenciación, basada antes
en la fortuna que en la raza. Incluso sin tener en cuenta a los sacerdotes,
que conservaron o recuperaron su dominio, muchos indígenas se enri
quecieron en la administración, las explotaciones agrarias, la agricultu
ra, o el comercio: en la jerarquía social, ocupaban un lugar más elevado
que los «pequeños griegos» venidos a menos que subsistían en puestos
subalternos. A partir del siglo II, especialmente en Egipto, se asiste a la
aparición, en las metrópolis de los nomos, de una burguesía caracteriza
da por la acumulación de actividades urbanas y de funciones de terrate
niente y por su cultura helenística, que desempeñará una función muy
importante con el Imperio romano. A ello cabe añadir los mestizajes,
tanto más cuanto que, entre los inmigrantes griegos, los hombres eran
más numerosos que las mujeres.
Solía existir desprecio —recíproco, por otra parte—■entre las dos et-
nias presentes, pero, generalmente, no había segregación ni en la ley ni
en la práctica. En la dotación de Apolonio, cohabitaban granjeros grie
gos y egipcios (también sirios, árabes y judíos), y lo mismo sucedía en to
dos los niveles de la administración y en los dominios reales. Por consi
guiente, es mejor analizar las diferentes clases sociales prescindiendo de
la raza, sin dejar por ello de constatar que los indígenas son cada vez más
numerosos a medida que descendemos en la escala social.
La nueva burguesía
La aparición de una burguesía numerosa y acomodada es el hecho
más destacado de la época. Sus ingresos procedían de la industria y, so
bre todo, del comercio, sin descuidar en absoluto la adquisición de bie
nes raíces; sus medios materiales y su nivel intelectual eran más eleva
dos que en la época anterior, lo que explica la transformación profunda
de la vida cotidiana. Los burgueses amaban los placeres de la vida, la
buena comida, las cortesanas y las viviendas confortables, pero tamb^"