Page 123 - El camino de Wigan Pier
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haciéndose más eficaces, es decir, de manejo más simple; el objetivo del progreso
           mecánico es un mundo de manejo simple, lo cual puede significar o no un mundo
           habitado  por  gentes  simples.  Wells  replicaría  probablemente  que  el  mundo  nunca
           podrá  ser  simple,  porque,  por  alto  que  sea  el  nivel  de  eficacia  alcanzado,  siempre

           habrá  que  enfrentarse  con  alguna  dificultad  mayor.  Por  ejemplo  (ésta  es  la  idea
           favorita de Wells; la ha utilizado en Dios sabe cuántas peroratas), cuando tengamos
           este planeta perfectamente controlado, se planteará la ingente tarea de llegar a otro y
           colonizarlo. Pero esto representa sólo alejar el objetivo en el tiempo; el objetivo en sí

           es el mismo. Con la colonización de otro planeta, el juego del progreso mecánico
           comenzaría de nuevo; al mundo simple y cómodo le sucedería el sistema solar simple
           y cómodo, el universo simple y cómodo… Ligarse al ideal de la eficacia mecánica es
           ligarse al ideal de la comodidad. Pero la comodidad es repulsiva; y desde esta óptica

           el  progreso  aparece  como  un  frenético  esfuerzo  hacia  un  objetivo  que  se  desea  y
           espera no alcanzar jamás. De vez en cuando, pocas veces, se encuentra a alguien que
           comprende que lo que se suele denominar progreso implica también lo que se suele
           llamar degeneración, pero que, a pesar de ello, está a favor del progreso. De ahí el

           hecho de que en la Utopía de Shaw se erigiera una estatua a Falstaff, por haber sido el
           primer hombre que pronunciase una defensa de la cobardía.
               Pero el problema es aún muchísimo más grave. Hasta aquí sólo he hablado de lo
           absurdo  que  es  aspirar  al  progreso  mecánico  y  aspirar  al  mismo  tiempo  a  la

           conservación  de  las  cualidades  que  el  progreso  mecánico  hace  innecesarias.  La
           cuestión que hay que plantearse es si existe alguna actividad humana que no fuese
           mutilada por el dominio de la máquina.
               La  función  de  la  máquina  es  ahorrar  trabajo.  En  un  mundo  totalmente

           mecanizado,  todas  las  tareas  pesadas  serán  realizadas  mecánicamente,  dejándonos
           libres  para  actividades  más  interesantes.  Expresado  así,  parece  magnífico.  Es
           tristísimo, por ejemplo, ver a media docena de hombres echando el bofe para cavar

           una zanja para una tubería de agua, cuando alguna máquina fácil de crear excavaría el
           hoyo  en  unos  minutos.  ¿Por  qué  no  hacer  que  la  máquina  haga  el  trabajo  y  los
           hombres se vayan a hacer alguna otra cosa? Pero la cuestión es: ¿qué otra cosa van a
           hacer?  Se  supone  que  se  liberan  del  «trabajo»  para  poder  hacer  algo  que  no  sea
           «trabajo». Pero ¿qué es trabajo y qué no es trabajo? ¿Es trabajo abrir zanjas, tallar

           madera, plantar árboles, talar árboles, montar a caballo, pescar, cazar, dar de comer a
           las  gallinas,  tocar  el  piano,  hacer  fotografías,  construir  una  casa,  cocinar,  coser,
           adornar sombreros, reparar motocicletas? Todas estas cosas son trabajo para algunas

           personas, mientras que para otras son esparcimiento. Hay muy pocas actividades que
           no puedan ser consideradas como trabajo o como esparcimiento, según como se las
           mire. El jornalero liberado de su azada puede desear pasar su tiempo libre, o parte de
           él, tocando el piano, mientras que el pianista profesional puede que se considere feliz
           por el hecho de salir al aire libre y cuidar un campo de patatas. La antítesis entre el

           trabajo, entendido como algo aburrido e insoportable, y el ocio, considerado como



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