Page 21 - El camino de Wigan Pier
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una dura jornada de trabajo, no cuenta como trabajo para el minero, sino que
constituye un extra, como los viajes en metro del hombre de la ciudad. El minero
hace este recorrido de ida y vuelta y en medio tiene siete horas y media de trabajo
brutal. Yo nunca he recorrido mucho más de un kilómetro para llegar al frente de
carbón, pero este camino es a menudo de tres kilómetros, en cuyo caso yo y la
mayoría de la gente que no son mineros serían incapaces de hacerlo. Éste es el tipo de
cosa que casi siempre pasa desapercibida. Cuando se piensa en una mina de carbón se
piensa en la profundidad, el calor, la oscuridad y las negras figuras golpeando las
paredes de carbón, pero no se piensa en esos kilómetros de marcha. Además, está la
cuestión del tiempo. La jornada de un minero, siete horas y media, no parece muy
larga, pero hay que añadirle por lo menos una hora diaria de camino; lo más frecuente
son dos horas, y a veces tres. Naturalmente, el «camino» no se considera trabajo y no
es retribuido, pero en realidad es trabajo y trabajo duro. Es fácil decir que los mineros
están acostumbrados. Ciertamente, para ellos no es lo mismo que sería para ustedes o
para mí. Ellos lo han hecho desde niños y tienen los músculos endurecidos; pueden
moverse de aquí para allá por las galerías con una sorprendente y escalofriante
agilidad. El minero agacha la cabeza y corre, a largas zancadas, por lugares en los
que yo iría dando tumbos. Les he visto sortear a cuatro patas los maderos del pozo
con una agilidad casi canina. Pero es un gran error creer que les gusta hacer tal cosa.
He hablado de esto con muchísimos de ellos y todos coinciden en afirmar que el
«camino» es un trabajo duro. Además, cuando hablan entre ellos de las ventajas y
desventajas de un pozo, el camino es siempre una de las cosas que salen a relucir. Se
dice que los obreros de un relevo siempre vuelven del trabajo más aprisa de lo que
han ido, pero todos los mineros dicen que es el regreso, después de un día de duro
trabajo, el que resulta más pesado. El camino forma parte de su trabajo y ellos son
capaces de hacerlo, pero ciertamente es un esfuerzo adicional. Es comparable, quizás,
al subir a una colina antes y después de cada jornada.
Cuando se han visitado dos o tres pozos, se empiezan a comprender en alguna
medida los procesos que se desarrollan allí. (A propósito de esto, he de señalar que no
sé nada en absoluto acerca del aspecto técnico de la minería; me limito a describir lo
que he visto). El carbón se presenta en filones entre enormes capas de piedra, de
modo que el proceso de extracción es, en lo esencial, como vaciar la capa central de
un helado de corte. Antes, los mineros arrancaban directamente el carbón con un pico
y una barra, lo cual resultaba muy lento, pues el carbón, en su estado primitivo, es
casi tan duro como la piedra. En la actualidad, el trabajo preliminar se hace con una
cortadora eléctrica que es, básicamente, una sierra continua de enorme potencia, que
se desplaza horizontalmente y no verticalmente, y cuyos dientes tienen unos
cincuenta milímetros de longitud y quince o veinticinco de grosor. Puede moverse por
sí misma hacia atrás o hacia adelante, y los hombres que la manejan pueden
imprimirle un movimiento rotatorio en ambos sentidos. Por cierto que esta
herramienta hace uno de los ruidos más horribles que he oído nunca, y levanta nubes
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