Page 22 - El camino de Wigan Pier
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de polvo de carbón que hacen imposible ver a una distancia superior a medio metro o
un metro y dificultan enormemente la respiración. La máquina se desplaza por el
carbón cortando el filón por la base y socavándolo en una profundidad de metro y
medio, aproximadamente. Hecho esto, es relativamente fácil extraer el carbón hasta
el punto en que ha sido socavado. Si, a pesar de esta preparación, la extracción sigue
siendo difícil, hay que desprenderlo por medio de explosivos. Valiéndose de una
perforadora eléctrica, versión bastante reducida de las usadas en la reparación de
pavimentos, un hombre practica varios orificios en el carbón, a intervalos regulares,
introduce el explosivo en esos orificios y los tapona con arcilla. Da la vuelta a la
esquina si es que hay alguna cerca (debe apartarse veinticinco metros) y hace estallar
la carga eléctricamente. Esta operación no tiene por objeto desprender el carbón, sino
sólo resquebrajarlo. Pero a veces la carga es demasiado potente y da lugar no sólo al
desprendimiento del carbón sino al derrumbamiento del techo.
Después de la voladura, los paleros pueden desprender el carbón, partirlo y
echarlo a la correa transportadora. El mineral cae al principio en enormes bloques que
pueden pesar hasta las veinte toneladas. La correa lo lleva hasta las vagonetas, que
son llevadas a la galería principal y sujetas a un cable sin fin de acero que las conduce
a la jaula. Son izadas a la superficie, y, una vez allí, el carbón es tamizado y, en caso
contrario, lavado. En la medida de lo posible, las escorias —es decir, la pizarra— se
usan para la construcción del firme de las carreteras. Todo lo que no se utiliza es
enviado a la superficie y amontonado; de ahí los monstruosos montones de
escombros, esas horribles montañas grises características de las zonas carboníferas.
Cuando se ha extraído todo el carbón hasta el punto que ha cortado la máquina, el
frente del mineral se ha desplazado en cosa de un metro y medio. Se colocan
entonces nuevos maderos para sostener el techo, y durante el siguiente turno la correa
transportadora es desmontada, trasladada un metro y medio más adelante y vuelta a
montar. En la medida de lo posible, las tres operaciones de cortado, voladura y
extracción son realizadas en tres turnos sucesivos: el corte por la tarde, la voladura
por la noche (pues existe una ley, no siempre observada, que prohíbe que se lleve a
cabo mientras haya otros hombres trabajando en las proximidades) y la extracción
por la mañana. El turno de la mañana dura desde las seis hasta la una y media.
Probablemente, el observador del proceso de extracción sólo lo presenciará
durante un rato, y sólo al hacer algunos cálculos se dará cuenta del impresionante
trabajo que realizan los paleros. Normalmente, cada hombre debe limpiar un espacio
de cuatro o cinco metros de ancho. La cortadora ha socavado el carbón hasta una
profundidad de un metro y medio, de modo que si el estrato de carbón tiene,
aproximadamente, un metro de altura, cada palero debe arrancar, romper y cargar en
la correa una cantidad de mineral que oscila entre los siete y los doce metros cúbicos.
Dado que un metro cúbico pesa veintisiete quintales, resulta que cada hombre extrae
carbón a un ritmo que se aproxima a las dos toneladas por hora. Tengo la suficiente
experiencia del trabajo de pico y pala como para darme cuenta de lo que esto
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