Page 248 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
En una de las tantas reuniones que se organizaban, después de las ferias y fies-
tas o eventos donde participábamos, en el municipio de Facatativá, nos invitaron a la
casa de una de las modelos de Coca-Cola y uno de los supervisores de ventas, de lo
tomado que estaba, tan pronto entro a la casa, pidió permiso, abrió la nevera, pensan-
do que era el baño, se bajó la cremallera y por supuesto, imagínese lo que paso…!
En el campo de paradas militares de la escuela militar de cadetes, ubicada en la calle 80
con carrera 30, en una ceremonia anual de graduación de cadetes, si algún día tienen la
oportunidad de asistir a esta ceremonia, les recomiendo que no se la pierdan, es espec-
tacular. Nosotros aprovechamos el evento para hacer una exhibición especial del robot
de Coca-Cola, como show principal, para celebrar el lanzamiento en toda Colombia, de
Coca-Cola en lata. A las directivas militares les pareció formidable, ya que intercalaron
la presentación del robot, con una exhibición espectacular de aeromodelismo, aviones,
helicópteros y jets, pero con lo que no contábamos, era con las frecuencias de control
remoto de los aviones y el robot, de pronto, los aparatos que estaban el aire se quedaron
fuera de control y los aviones empezaron a estrellarse contra los árboles. Quieren saber
si descubrieron que era lo que pasaba…? Y nosotros que hicimos, nos dimos cuenta…?
Antes que todo, disfrutemos de un granizado de néctar verde y les cuento, o si prefie-
re, néctar azul, servido entre maracuyá para que chupe, o sino, dejemos así ahijadito.
Como supervisor de ventas de Bavaria en Tunja, el día miércoles debía salir a bordo
de ruta, para “El alto del Zote”, un conjunto de veredas, ubicadas entre Tunja y Arcabu-
co. Lo curioso de esta ruta era que se atendía de 5:30 de la mañana y salíamos nue-
vamente a la carretera principal, por el mismo sitio, por donde habíamos entrado por la
mañana, pero ya eran las 6 de la tarde. Vendíamos entre 350 y 400 cajas de cerveza,
en esa época, estaba de moda el comercial de Bavaria, “El orejón”, desde que empe-
zamos esta curiosa ruta, lo que más me llamaba la atención, era el silencio del lugar,
y que encontrábamos las cajas de envase a la orilla del camino principal, con el dinero
envuelto en talegos para que los surtiéramos. Más detalles, después de comerciales,
que tal un arroz con leche…?
El día del campesino en la Mesa, lo atendí con camioneta de sonido tipo furgón, o sea,
gigantesca, en Coca-Cola la conocíamos como “el castillo”, el policía desde debajo de la
tarima, donde yo estaba animando, me llamaba, me hacía señas y yo por el micrófono,
saludaba y agradecía a la policía nacional, así como 4 veces, hasta que el policía muy
decente, se subió a la tarima y me dijo al oído: “Señor, queda detenido por homicidio
involuntario, me debe acompañar de inmediato” “Que…!” dije yo, si quiere saber
más, que tal si almorzamos unos huesitos de marrano…? Y de sobremesa una poker.
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