Page 250 - Biografia
P. 250

Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



               En ferias y fiestas en Facatativá, un caballista todo jincho, como no le prendía el vo-
            lador, lo soplo, y al prenderse, lo soltó, yo estaba detrás de él, por milímetros, según el
            médico del hospital, me salve de haber perdido media cara y una oreja. Todo, afortuna-
            damente, se redujo a que, mis compañeros y colegas de promoción, me llevaran al hos-
            pital, chorreando sangre y con un gran susto, después, tuvimos que seguir trabajando.





               Comí “gallina pastusa”, con arveja, papa y salcita, quedó deliciosa, esto ocurrió en
            una vuelta a Colombia, en la ciudad de Pasto. Cuando termine de disfrutar el plato, me
            dijeron: “Que tal… rica…?, quiere saber porque le decimos gallina pastusa…? Puesss
            disfrutemos de una poker litro al clima y le cuento el cuento, sino, dejemos así ahijadito.





               El paso por la fundación la luz, para mí fue muy beneficioso y saludable, el tratamiento
            duro un año porque se me acabo el dinero para seguir. Los compañeros de infortunio,
            Carla Giraldo (actriz que interpreto a Lolita en la telenovela del mismo nombre), y Fer-
            nando González Pacheco. Según el diagnóstico del psicoterapeuta, que le correspon-
            dió atender mi caso, yo estaba enfermo de alteración del comportamiento, depresión
            grado 2, ansiedad, angustia, sentimientos de culpa y baja autoestima. Para mí fue
            muy duro, ya que decidí afrontar el tratamiento sin medicamentos, sin acompañamiento
            familiar (ya que nunca me creyeron) y sin hospitalización, es decir, a palo seco, defini-
            tivamente, yo soy un berraco. Fue muy duro, difícil y complejo, si desea más detalles,
            pues gaste un néctar granizado verde, porque todo yo…? Todo yo…?






               Desde 1967, año en el que llegamos al barrio Simón Bolívar, jamás se presenta-
            ron problemas con nuestro vecino, don  Alonso Ramírez, el fuerte empresario  del
            agua  potable  y su familia. Inclusive,  en su momento, pude  haber  sido el yerno  del
            señor y señora Ramírez. En 1993, el hijo mayor del señor Ramírez, William, que ya
            no vivía ahí, y entre otras cosas, se enloqueció por leer y tratar de entender la bi-
            blia, monto un hogar de paso en la casa de los papas, ustedes no se imaginan que
            es esto, por encimita les cuento. Cobraban 10.00 pesos por persona, noche de alo-
            jamiento, todos los días estábamos rodeados, con mi madre, de indigentes, recicla-
            dores, viciosos, ñeros, etc. Más de 40 individuos en esa casa, el olor a marihuana
            era insoportable y lo peor era que entraban 2 perros vivos y en la mañana salía uno.






               Tenía 6 años, lo vi en yerbabuena, la sede principal del instituto Caro y Cuervo, don-
            de trabajaba mi padre, para mí, el mejor declamador y dramaturgo bogotano, el señor
            Víctor Mallarino Botero, siempre me impacto su presencia y sabiduría en las artes es-
            cénicas y además su obra escrita, “Pregones de Bogotá”.


                                                            250
   245   246   247   248   249   250   251   252   253   254   255