Page 33 - Bochaca Oriol, Joaquín Democracia show
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referencias a las mujeres, con lo que la homosexualidad masculina pasó desde entonces a ser
ilegal, pero la femenina, o Lesbianismo, legal.
O de Luis IX de Francia, canonizado por la Santa Madre Iglesia como San Luis, patrón de la Fille
Ainée de l'Eglise, organizador de la Séptima Cruzada y muerto en combate contra el Infiel en la
Octava, y organizador de la prostitución en su patria. El motivo aducido por aquel santo varón,
vástago de la piadosa Blanca de Castilla era que, ya que la prostitución era una horrible lacra que
no se podía extirpar, lo mejor era reunir a aquellas desgraciadas pecadoras en barrios
determinados... y que pagaran sus impuestos como los demás mortales. O de Karl Marx, que
objetaba contra el hecho de que Engels tuviese una amante, no porque tal costumbre fuese
burguesa según frase anterior del barbudo fundador del Marxismo, sino porque era de clase baja...
Es cierto que en la historia de los hombres (y de las mujeres) el Sexo juega un papel importante,
especialmente en determinadas circunstancias. Un papel importante, repetimos; no determinante,
como pretendía aquel humorista involuntario que era el obseso Freud. Y ya en la Biblia, ese
best-seller que en los años cuarenta y cincuenta sólo se podía leer en España con licencia
eclesiástica, aparecen frecuentísimas referencias al mismo. Y referencias poco recomendables,
además. Ahí está el caso de Lot, fornicando con sus hijas (Génesis 1930-38). O de Abraham,
casándose con su hermana Sara, aunque luego la prostituyera dos veces, convirtiéndose de tal
guisa en el primer proxeneta que menciona la Historia. O de Nahor, hermano de Abraham, que se
casó con su sobrina, la hermana de Lot (Génesis 1127-29). O de Isaac, repitiendo la hazaña de
marido complaciente, explotando a Rebeca del mismo modo como su padre había explotado a su
madre, Sara. O de Amram, que se casó con Jochebed, hermana de su padre, y la tiíta Jochebed le
dio dos retoños, que serían los famosos Moisés y Aarón (Exodo, 6-20). O de Amón, que violó a su
media hermana Tamar y luego fue asesinado en venganza por Absalón, el hermano, al cien por
cien, de Tamar (II Samuel 132, 14, 28-29). O de Judá que violó a su nuera, otra Tamar. Por no
mencionar los casos conocidísimos de Sodoma y Gomorra, que desataron la justa cólera del
Todopoderoso. Etcétera, Etcétera, Etcétera.
Y si pasamos a examinar el matrimonio, como regulador legal y moral de las relaciones sexuales
entre humanos, hallaremos que, ahí también, a través de la Historia, los absurdos, las
mentecateces, los abusos, las tragicomedias de siempre, aparecen con profusión. Para empezar,
otra vez en la Biblia, encontramos la figura señera de Salomón que, según nos informa el Libro de
los Reyes, tenía setecientas esposas y trescientas concubinas a su disposición (Reyes, 11 33). Y
la del Rey David, cuyas ansias belicosas sólo admitían parangón con las sexuales. Conocido es el
episodio de Betseba, la esposa de Urías, el general al servicio de David, al que era
extremadamente leal. Pero David se prendó de Betseba, la preñó y luego, para solucionar el
problema, hizo que Urías combatiese constantemente en primera línea, hasta que halló la muerte,
que era de lo que se trataba. Por cierto que David tuvo varias esposas, según nos cuentan las
Sagradas Escrituras.
Posteriormente, la institución matrimonial serviría para llevar a cabo mil y un cambalaches políticos,
con los famosos matrimonios de estado en los que muy a menudo arzobispos, legados pontificios e
incluso Vicarios de Cristo en este Valle de Lágrimas se prestaban a. hacer de celestinas con
aplicación digna de mejor causa. No es de extrañar que con tal bagage muchos de esos
matrimonios fueran meras fachadas tras las que los reales cónyugues vivían su vida, por decirlo
utilizando una frase consagrada por el uso.
Un caso típico de ello es el de Federico Augusto, Elector de Sajonia y, más tarde, Rey de Polonia.
Federico Augusto es el esposo menos fiel que registra la Historia. Cuando murió, en 1699, sólo
tuvo un heredero, llamado Mauricio. No obstante, quedaron documentos que demostraron que la
devoción marital de Federico Augusto, en ocasiones, había dejado algo que desear, aunque debe
decirse, en descargo suyo, que siempre asumió las consecuencias de sus actos, al reconocer a
sus ... ¡ 345! hijos ilegítimos.
En cambio, el Rey Sobhuza II, de Swazilandia, recientemente fallecido (octubre de 1982) no puede