Page 34 - Bochaca Oriol, Joaquín Democracia show
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ser acusado de infidelidad conyugal, precisamente. Si traemos su caso a estas páginas es por lo
que el de pintoresco tiene en nuestros tiempos. El finado Sobhuza II empezó su, reinado en
Diciembre de 1899, a la edad de cinco meses. En 1910 , al cumplir los 10 años, prescindió de los
servicios de su Regente, y reinó él sólo, bajo protectorado británico hasta su muerte, a los ochenta
y tres años de edad. Este monarca, el que más tiempo reinó en toda la historia universal, quiso
batir también otro ''récord, el de la fecundidad. Para ello contó con la indispensable ayuda de sus
esposas que, según el censo de 1972, ascendían a la respetable cifra de 112. Sus 112 abnegadas
compañeras le dieron según unas fuentes, 345 hijos, y, según otras,, más conservadoras, sólo
327. Cifras que si bien valen a Su Majestad Sobhuza II el récord mundial de los tiempos modernos,
en cambio no le permiten batir el récord absoluto de 420 atribuidos al santo y juicioso Rey Salomón
(53).
Por cierto que el Rey Sobhuza II protagonizó, unas días antes de su muerte, un divertido incidente
que fue muy comentado por toda la prensa mundial. Sabido es que la Princesa Ana de Inglaterra
patrocina una institución que se ocupa de la infancia hambrienta. En su viaje alrededor del mundo
para recaudar fondos para tal empresa filantrópica, la Princesa estuvo en Mbabane, la capital de la
antigua Swazilandia, cuyo nombre fue cambiado por Sobhuza en 1967, al obtener la
independencia, por el de Ngwane. Leyó unas cuartillas ante el monarca y el séquito que
escuchaban atentamente. La Princesa, tras recabar respetuosamente el apoyo de Su Majestad,
terminó su lectura con esta frase definitiva No dudo de que Vuestra Majestad Sobhuza II, Rey de
todos los Swazis, apoyará mi idea en favor de los niños hambrientos de todo el mundo. Y no lo
dudo por que sé, por que me consta, de muy buenas fuentes, que Vuestra Majestad es un gran
amante de los niños, por saber por experiencia lo que es la paternidad (54). .
Aparentemente, el poco inspirado redactor de las cuartillas de la Princesa Ana había oído que el
Rey Sobhuza tenía hijos, pero no había ni podido sospechar que tuviera casi tres centenares y
medio.
Después del caso de Su Majestad Sobhuza, permítasenos mencionar un caso que contempla el
problema desde el reverso, si se nos permite la expresión. Reproducimos de la revista El Vigía de
Barcelona de 21 de marzo de 1983.
La Coordinadora de Trabajadores de Embajadas ha manifestado su indignación por el despido de
cinco trabajadores por no ceder a los deseos sexuales del embajador de los Emiratos Arabes
según un comunicado de CC.OO.
La nota de CC.OO. dice que al margen de la gravedad innegable de los hechos protagonizados por
el embajador, la situación es un exponente de la absoluta indefensión legal en que se encuentran
los trabajadores españoles en cuerpos diplomáticos.
Antes de cerrar este epígrafe, pensamos que no podemos, no debemos olvidarnos de dos casos
conocidísimos. El de Benito Mussolini y el de Adolf Hitler. Benito Mussolini tuvo una amante,
Clara Petacci, que por cierto murió junto a él. Es así y hay que decirlo.
En cuanto a Adolf Hitler, debemos decir que su tardío matrimonio en el bunker de la Cancillería de
Berlín no pudo borrar varios años de concubinato, discreto, ciertamente, pero no por ello menos
horripilante a los ojos de los modernos y virtuosos censores de la Democracia, que luego
guardarían distraído silencio sobre casos como los que hemos citado y muchísimos más que
omitimos por no hacer este epígrafe interminable. Y es que en el Reino de la Virtud inaugurado en
el Mundo en 1945, una paja es más importante que todo un andamiaje de vigas.
INTERMEZZO DE ABERRACIONES
El largo vía crucis de los errores y las tragicomedias humanas no siempre está provocado por