Page 40 - Bochaca Oriol, Joaquín Democracia show
P. 40
Si tú eres aragonesa
yo segoviana y con sal.
No faltando las incursiones al terreno de la milicia
La Virgen del Pilar dice
que no quiere ser francesa;
que quiere ser capitana
de la tropa aragonesa.
Aunque la más atinada observación en ese campo parece haberla hecho el Kaiser Guillermo II
cuando afirmó que, en la guerra, Dios invariablemente, se pone del lado que posee más cañones.
Y esperamos que, no se considerará chauvinismo si lo corroboramos, cerrando este epígrafe, con
la conocida y antigua copla española
Vinieron los sarracenos
y nos molieron a palos,
que Dios ayuda a los malos
cuando son más que los buenos.
LOS PROFETAS
Dios se ha comunicado a menudo, con los hombres, generalmente a través de Su Pueblo Elegido,
mediante los servicios de los profetas. Ya hemos aludido a ellos. Pero ahora queremos referirnos a
los que, sin así llamarse, se han distinguido por sus vaticinios en el curso de la Historia.
Ya es sabido el papel desempeñado por sibilas, pitonisas y hechiceros en el curso de la historia
antigua, y no tan antigua. La Pitonisa de Delfos -y la Sibila de Cumas no fueron más que
modestas predecesoras de más modernos predicadores, y, probablemente, con mayores éxitos. Al
fin y al cabo, aquellas pioneras basaban un porcentaje muy elevado de sus técnicas en la
ubicación de las comas, traducidas en el lenguaje hablado por pausas. Así, por ejemplo, la muy
conocida frase délfica Vencerás no morirás, cuyo significado varía fundamentalmente si la coma se
coloca antes del adverbio o después. La prudencia, la astucia, la intuición, un cierto conocimiento
de las cosas, un mucho de psicología, el saber que los hombres creen, generalmente, lo que
gustan creer, eran sus armas, o, si se prefiere, sus herramientas de trabajo. Pero sus
continuadores, los profetas laicos de la Política, fiándose de su saber tan sólo y, además,
dejándose llevar por sus querencias, no han podido emular a sus predecesores y predecesoras de
la Antigüedad. Y no sólo no los han podido emular, sino que muy a menudo, se han cubierto de
ridículo con vaticinios que luego la realidad se ha encargado cumplidamente de desmentir. Vamos
a citar, rápidamente, unos cuantos ejemplos que ilustran con claridad este aserto. Los
entresacamos, saltando en el tiempo y el espacio, para que quede bien patente que siempre, y en
todas partes, los modernos profetas, han sido igual. Igual de qué, no lo decimos. Preferirnos
reservar la adjudicación de calificativos al lector.
Para empezar, ahí va el texto de una entrevista concedida por el entonces Secretario General del
Partido Comunista de España, Don Santiago Carrillo, a la periodista italiana Oriana Fallaci