Page 50 - Bochaca Oriol, Joaquín Democracia show
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no, sus compatriotas le rehusaron sus votos constantemente, y sólo al final, al verlo acompañado
de alguien más, le votaron. Pero hay mitos tenaces y Churchill que no ganó prácticamente nunca
es el símbolo de los demócratas, y Hitler, que ganó siempre, el de los dictadores. Es así.
Es una regla de oro de las democracias que, en más del ochenta por ciento de casos, vence un
partido que es el único común en todas ellas. Un partido que no dispone de medios
propagandísticos, ni de poderes fácticos que lo respalden, bien al contrario, un partido cuyos
adherentes son generalmente denostados y puestos en la picota como malos ciudadanos. Es el
partido abstencionista. Este partido ha vencido en el 85 por ciento de las elecciones generales
presidenciales de los Estados Unidos. Ha vencido en todas las elecciones generales celebradas en
Francia durante la III y IV Repúblicas, y si en los inicios de la V República el Genéral-Presidente De
Gaulle obtuvo mayoría absoluta de electores se debió a que tales comicios tuvieron un carácter
plebiscitario. En Bélgica, por ejemplo, el porcentaje de abstencionistas llegó a ser tan grande que
el gobierno amenazó con rehusar el pasaporte a los ciudadanos que no presentaran un certificado
de haber cumplido su deber electoral.
Por cierto que en Bélgica se dió uno de los casos más chuscos de antidemocracia perpetrado por
los demócratas. Se puso a votación si Leopoldo III, al que se reprochaba haber ofrecido una
resistencia demasiado tibia al ocupante alemán, debía continuar o no siendo rey de los belgas. El
68 por ciento de los votantes votaron a favor de la continuidad del monarca en el trono. Los
socialistas, que habían llegado al poder con un magro 52'5 por ciento de votos emitidos,
consideraron que aquél 68 por ciento no era suficiente, pues sólo representaba un 43 por ciento
del total del electorado, de manera que Leopoldo III, vencedor en las urnas, fue obligado a abdicar
en su hijo Balduíno. Los que le obligaron a abdicar no habían obtenido en las urnas más allá de
una cuarta parte de los votos del electorado, es decir, casi tres veces menos que el rey. Y es que
la Democracia será Aritmética, como se ha dicho, pero una Aritmética muy especial que se ha de
interpretar. E interpretar bien; de acuerdo con los deseos de los demócratas.
En España, muy recientemente, las urnas han consagrado el triunfo del Partido Socialista Obrero
Español. Un triunfo arrollador, se ha dicho. No lo vamos a discutir. Ha obtenido más votos que los
demás. Los datos oficiales hablan de un 49 por ciento de los votos emitidos, con una participación
electoral del 75 por cierto (por una vez, el partido abstencionista no ha resultado vencedor,
quedando relegado a segundo lugar); es decir, que los socialistas han obtenido aproximadamente
un 36 por ciento del total de los votos posibles. Y esto es una victoria arrolladora, como se
producen muy pocas en Europa en los últimos decenios.
Y ya que, en este peregrinar democrático, nos hallamos en España, quisiéramos destacar un
aspecto chusco que se produce en nuestro país. Según la Constitución todos los españoles somos
iguales ante la Ley. El ciudadano con sentido común ya sabe que todos somos iguales, pero que
hay algunos que son más iguales que otros, pues tal presepto igualitario se incumple
clamorosamente con la actual legislación electoral. En efecto, en España estaban censados
26.499.933 electores, los cuales, para que les representaran () debían elegir a 350 diputados. Es
decir, que corresponde un diputado por cada 75.714 electores. Nó obstante, en la práctica, las
cosas no suceden así. Por ejemplo, en Barcelona expresándonos en miles y redondeando,
tenemos que hacen falta, de acuerdo con la vigente ley electoral, 101 miles de votos para sacar un
diputado; en Madrid 91.9; en Murcia 81.8; en Valencia 97.4; en Almería 55.3 en Avila 46.2- en
Cuenca 40.6; en Teruel 40.2; en Segovia 37.3; en Guadalajara 36; y en Soria 26.3.
Moraleja un elector de Soria tiene 3.84 veces más poder democrático que un paria de Barcelona y
éste un diez por ciento menos poder que un elector de Madrid quien a su vez, tiene 3.49 veces
menos poder que el privilegiado soriano y 2.26 veces menos que el conquense ¿Por qué ¿Por qué
razón un almeriense ha de tener en el Congreso doble representación que un barcelonés y la mitad
que un soriano Si esto no es antidemocrática discriminación cavilamos qué diablos puede ser.
Mucha se ha hablado de la famosa, y muy actual Regla D'Hont, para el reparto proporcional de los