Page 376 - Mahabharata
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                   »El único deseo del rey en este mundo es satisfacer a su hijo. Su hijo está enfangado
               en el pecado. Es orgulloso, arrogante y altivo y no siente respeto por los ancianos. Su

               lengua es falaz y su lenguaje no es digno de un hijo de la familia más antigua de la
               tierra: es vil. Por un hijo así, ese rey tuyo, ese Dhritarashtra, de forma consciente y muy
               gustosamente le volvió la espalda al Dharma.
                   »El día que se jugó el juego de dados, Vidura le pidió al rey que detuviera el juego,
               pero el rey no prestó atención a sus palabras. Lo único que decía era: « ¿Quién ha
               ganado? » Eso era lo único que el anciano decía cada vez que se arrojaban los dados.
               Estaba tan contento como sus hijos de que yo perdiera mi reino. Duryodhana al menos es
               claro y franco manifestando su odio por los pandavas. Con él sabemos a qué atenernos,
               pero mi tío es diferente. Tiene el corazón de su hijo pero no su coraje. Duryodhana al
               menos dice que no me devolverá el reino y que tendremos que luchar por él. Pero este
               rey es más malvado que Sakuni. Trata de hacer ver que yo quiero la guerra y que él
               quiere la paz. El día que se jugó el juego de dados vi que el rey no prestó atención a las
               palabras de Vidura y supe que la destrucción de los hijos del rey estaba muy cerca.
                   »Sanjaya, considera la corte de los kurus. Piensa en sus gobernantes. La corte
               está presidida por el pecador y egoísta Duryodhana. Sakuni, Dussasana y Radheya,
               el sutaputra, son los legisladores. No veo posibilidad alguna de que florezca el reino
               mientras siga siendo descarriado por esta gente. Dhritarashtra quiere la tierra entera,

               quiere que su soberanía sea indiscutible. ¿Cómo va a ser eso posible, cuando me ha
               quitado el reino valiéndose de trampas y se agarra a él como un niño se agarra a un
               juguete que le ha arrebatado a otro de las manos? ¿Cómo pretende quedarse con él
               por largo tiempo sin que se lo pida su verdadero dueño? Nosotros somos buena gente,
               pero recuerda que Yudhisthira no es tonto. Dile a tu rey que piense en todo lo que
               nos ha ocurrido durante todos estos años por causa suya y de sus hijos. Dile que sólo
               estoy pidiendo que sea justo. Dile que debe devolverme mi reino, mi Indraprastha. Si
               Duryodhana me lo devuelve no habrá guerra.
                   Sanjaya dijo:
                   —No has oído el mensaje entero. Aún tengo que decirte algo más. El rey dice:
               « Considera que la vida del hombre en esta tierra es corta. ¿Por qué dejar que acabe en
               infamia? Una vida vergonzosa es lo mismo que la muerte en vida. Quizá los kurus
               no renunciarán a su reino. A menos que haya una guerra se aferrarán a él; pero más
               te valdría que pasaras el resto de tu vida pidiendo limosnas en el reino de los vrishnis
               y de los andhakas. Para ti eso sería incluso mejor que alcanzar la soberanía sobre el
               mundo entero. La vida en esta tierra es muy corta. Está llena de sufrimientos, pecado e
               infelicidad. Por esto es muy necesario mantener nuestra vida sin mancha de pecado. La
               inestabilidad de la vida contrasta con la permanencia de la fama. El deseo por las cosas
               terrenas hace que el hombre pierda todo su aprecio por la justicia, le induce a cometer
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