Page 398 - Mahabharata
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               donde le ofreciste a Bhima alimentos envenenados. Este es un lugar junto al bosquecillo
               de Pramanavata. Y también fue allí donde los pandavas pasaron la primera noche de los

               doce años de su exilio. Te ha dejado que elijas tú mismo la quinta ciudad. Eso concluye
               el resto de las injusticias que les has hecho.
                   »Ahora, ¿puedes ver lo ingenioso y sarcástico que puede ser Yudhisthira si así lo
               quiere? Ese es su modo de decirte: “¿Después de todo esto, quieres que seamos pacientes?
               Mi tío dice que deseo hacer la guerra, ¿qué hombre sería paciente después de que le
               ocurrieran todas estas cosas? Sólo se puede evitar la guerra si se me devuelve mi reino.”
               Este es el mensaje de Yudhisthira a todos vosotros.

                   Dhritarashtra estaba terriblemente enfadado por las palabras de Vidura, viendo la ira
               de su sobrino. La petición de las cinco ciudades era como una espina venenosa que se
               introdujo en su corazón y le hirió terriblemente, pero fingiendo una vez más, trató de
               hablar con la grandeza de los pandavas. Dijo:

                   —Agni, el señor del fuego, fue complacido por Arjuna en la quema del bosque de
               Khandava. Ahora tratará de devolverle su amabilidad a Arjuna. Es seguro que ayudará
               a Arjuna en la guerra. Los dioses: Indra, Vayu, Yama y los Aswinis ayudarán ciertamente
               a sus hijos. Los dioses les ayudarán en su lucha contra Bhishma, Drona y todos vosotros.
               Varuna ha dado su arco y sus aljabas a Arjuna. Los pandavas son tan poderosos que no
               será posible derrotarles. Cuando Bhima se encontró con el gran Hanumán en la montaña
               Gandhamadana, Hanumán consintió en sentarse en el mástil de la bandera de Arjuna.
               Esto muestra que los pandavas recibirán ayuda divina. No les desafiemos. Hagamos las
               paces.
                   La paciencia de Duryodhana había llegado al límite y se puso furioso con su padre, y
               le dijo:

                   —Mi querido padre, seguramente estás pasando noches sin dormir sin ningún motivo.
               ¿Por qué estás tan seguro de que los dioses ayudarán a los pandavas? Tú que eres tan
               sabio, ¿no conoces la definición de un dios? El sabio Vyasa y el gran Narada nos han
               dicho que los dioses son aquellos que están más allá del deseo, de la envidia y de la
               codicia. Están más allá de las emociones de este mundo. No tienen apegos, ni enemigos y
               son indiferentes a los asuntos del mundo de los hombres. Con toda seguridad los dioses
               no luchan como nosotros, movidos por la avaricia y la codicia. Se ocupan de asuntos
               más importantes. Este mundo y sus problemas están muy por debajo de ellos como para
               que lo tengan en cuenta. Yo no creo que tus ideas estén bien fundadas. Si Indra, Yama,
               los aswinis y Vayu estuvieran de hecho interesados por sus hijos, ya hubieran hecho algo.
               No se hubieran quedado quietos mientras sus hijos pasaban por tantos sufrimientos,
               durante los últimos trece años. No hemos de temerlos ya que ellos sólo se preocupan por
               el Dharma y nada más.
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