Page 412 - Mahabharata
P. 412
392 Mahabharata
ya lo sabéis todo, vuestra familia es famosa; la casa de los kurus es la más noble de
toda Bharatavarsha. Los vástagos de vuestra casa gozan de gran reputación debido
a sus grandes cualidades. Todos han sido dotados de bondad, simpatía, sinceridad,
generosidad y amor por la justicia. Habiendo nacido de una raza tan ilustre, no es correcto
que seas la primera persona en romper la tradición. No es propio que siendo un hijo de
la casa de los kurus, hagas lo que estás haciendo. Tus hijos, mi señor, han abandonado
el camino de la justicia y se dirigen como carniceros al camino del pecado. No tienen
disciplina, ni tampoco respeto a los mayores, son avariciosos y se han comportado muy
mal con sus parientes. Esto ya debes saberlo. Pero ahora, conscientemente o no, han
llegado a un estado peligroso para ellos y para el mundo.
»Por su indiferencia al consejo de la buena gente, están amenazando destruir el
mundo. Si tú quieres, mi señor, puedes controlarles y pedirles que hagan la paz con
sus primos. Incluso algo difícil se puede conseguir si se tiene voluntad para hacerlo. La
paz está en tus manos; por favor, sé firme con tus hijos y establece tu autoridad, todo
el mundo en esta gran asamblea sabe lo necesario que es que reafirmes tu autoridad.
Los pandavas y los kurus se salvarán si intervienes a tiempo y haces algo; por favor,
sé afectuoso y benigno con los hijos de Pandu. Si se consigue la paz no habrá nadie
que te iguale, piensa que vas a estar protegido por los kurus y los pandavas. Si tienes
la protección de los pandavas no tienes nada que temer. Con Bhishma, Drona, Kripa,
Radheya, Vivimsati, Aswatthama, Vikarna y Somadatta por un lado, apoyados por
Jayadratha y Duryodhana y añadiendo además el apoyo de Yudhisthira, Bhima, Nakula,
Shadeva, Arjuna, Satyaki y Abhimanyu. Piensa en tu maravilloso ejército, serías honrado
en este mundo y en el otro como el más grande de los hombres nacidos en la casa de
los kurus. Serías el señor del mundo como lo eres ahora, nada podría oponérsete, nadie
puede. Si restauras tu amistad con ellos, los pandavas conquistarán para ti el mundo y
todas sus riquezas. Puedes ser el señor de todo.
»En lugar de esa gloria estás buscando infamia y destrucción. ¿Qué es lo que con-
sigues rompiendo las dos ramas del mismo árbol? ¿qué es lo que ganas con la matanza
de los ejércitos de ambos lados? ¿Qué ganarás con que tus hijos sean aniquilados? Tus
hijos son poderosos luchadores, pero también lo son los pandavas. Por favor, evita la
ruina que amenaza al mundo. No puedo imaginar, sin estremecerme la guerra que se
avecina entre estos primos. Todos los reyes que se han reunido aquí están condenados a
muerte, ¿no podrías salvarlos? Por favor, salva al mundo. Los pandavas son buenos y te
tienen mucho afecto. Haz que tus hijos y sus primos vivan en paz, recuerda la época en
la que se dirigieron a ti, afligidos; acababan de perder a su padre y vivieron como tus
hijos. Es justo que seas como un padre para estos huérfanos y que les confortes cuando
tengan problemas. No mates el afecto natural que debería estar presente en tu corazón.
Tú les llamaste a Hastinapura y les enviaste a un exilio que ha durado muchos años. Han