Page 419 - Mahabharata
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5. El consejo                                                                            399


               has conquistado a ti mismo, así que ¿cómo puedes conquistar a tus enemigos? Debes
               considerar tus debilidades como tus mayores enemigos, sólo después de someterlas

               puedes pensar en someter a otros. Ven conmigo y siéntate a mi lado, yo soy tu mejor
               amiga; sólo es un amigo aquel que busca el bienestar de su amigo. Yo te quiero y te
               traje a este mundo. Cuando naciste había muchos malos augurios, pero pensé que no
               tenía importancia porque no podía ni soñar que un hijo mío pudiera inclinarse por el
               pecado. Evidentemente estaba equivocada, pues parece que vas a ser la causa de una
               gran calamidad. Por favor, deténla. Escucha las palabras de todos nosotros. Crees que
               Bhishma, Drona y tu Radheya podrán vencer a los pandavas, pero no seas tonto, piensa
               en Krishna y Arjuna. Ellos son Nara y Narayana y tienen el Dharma de su lado. Donde
               está el Dharma está la victoria y están aquí para mataros a todos, escucha mis palabras y
               sé feliz.
                   Dhritarashtra trató de unirse de nuevo al ruego de su esposa. Duryodhana per-
               manecía de pie con el ceño fruncido, escuchaba a su madre, pero no le prestaba atención.
               Luego, sin decir una sola palabra apartó la vista de todos ellos y se fue de la corte.


                                                        Capítulo XV
                                                 TRANSFIGURACIÓN

               D     URYODHANA fue directo hacia Radheya, Sakuni y Dussasana y les dijo:

                        —Han llevado a mi madre a la corte y me han hecho oír los mismos consejos,
               estoy hartándome de todo esto: ya se me ha aconsejado durante demasiado tiempo. Ha
               llegado el momento de que paremos esto, no quiero saber nada más de estos buenos
               consejeros y sus pláticas.
                   Dussasana dijo:
                   —Estoy seguro de que están planeando atarnos a los cuatro y entregarnos a Yudhis-
               thira, pero nuestro padre no permitirá que lo hagan.
                   Duryodhana respiraba anhelosamente. Estuvieron hablando durante un rato y el rey

               dijo:
                   —Este Krishna les está aconsejando que nos aten. Hagamos lo mismo con él, antes de
               que él lo haga con nosotros, haremos a Krishna nuestro cautivo, he estado pensando en
               esto durante mucho tiempo, debemos atar a este tigre. Cuando los pandavas se enteren
               de esto perderán su ímpetu. Serán como serpientes a las que les han arrancado los
               colmillos. Si podemos conseguir esto, los pandavas renunciarán a hacernos la guerra.
               Apresurémonos y hagámoslo.
                   Satyaki, que esperaba algo por el estilo, pues se suponía las intenciones de estos
               pecadores, averiguó con certeza cuál era la confabulación. Se apresuró en ir hacia
               Kritavarma y le dijo:
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