Page 427 - Mahabharata
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5. El consejo                                                                            407


               en tu vida a no ser que puedas derramar lágrimas que sean iluminadas por la puesta
               del Sol. La mía es una vida así. Espero que ese arco iris aparezca en los últimos días de

               mi vida e ilumine mi camino a una muerte sobre el polvo. Krishna, estás tratando de
               nublar mi mente con estos nuevos afectos que arrojas en mi camino, pero mi camino está
               claro para mí. Quizás esta sea la última vez que nos encontremos como amigos, vamos
               a separarnos el uno del otro. Nos encontraremos en el campo de batalla; quizá pueda
               cruzar el gran océano llamado guerra. Si lo consigo, volveré a encontrarme contigo, pero
               sé que no lograré sobrevivir a la guerra. Seré aniquilado; espero alcanzar el cielo por
               morir en el campo de batalla. Sé muy bien que moriré en el campo de batalla y estoy
               seguro de que los pandavas van a ganar esta guerra.
                   —¿Qué te hace estar tan seguro? —le preguntó Krishna con una sonrisa.

                   Radheya le dijo:

                   —Lo sé. La guerra que va a tener lugar en el campo llamado Kurukshetra es un
               sacrificio. Tú eres el maestro de ceremonias y Arjuna es el actor principal. Todos los
               demás hermanos serán marionetas en tus manos, los vas a mover de aquí para allá. El
               fin está claro para mí. Los hijos de Dhritarashtra y todos nosotros, Bhishma, Drona, yo
               y todos los reyes de la tierra van a alcanzar los cielos que les corresponden a aquellos
               que mueren en el campo de batalla. También he estado teniendo sueños, Krishna, puedo
               adivinar sus significados. Mis sueños me dicen claramente que los pandavas van a
               ganar esta guerra. Vi a Yudhisthira comiendo dulce de payasa en un cuenco de oro; vi
               a Bhima de pie, sobre la cima de una montaña, gritando al mundo esparcido ante él,
               como un paño. Te vi a ti y a Arjuna resplandeciendo con un brillo celestial. Vi a Nakula,
               Shadeva y Satyaki vestidos con hermosas sedas blancas y guirnaldas y joyas sobre sus
               pechos y brazos, mirándome con caras sonrientes. Vi que todos nosotros, los del lado de
               Duryodhana, viajábamos hacia el sur. Krishna, sé que todos vamos a morir muy pronto,
               y no me preocupa en absoluto. Ya he sido suficientemente prevenido sobre el final que
               me espera.

                   »Sé que el final del sacrificio estará cerca cuando me veas siendo aniquilado por
               Arjuna; cuando Dussasana yazga sangrante sobre el campo, enrojeciendo con su sangre
               los labios de Bhima; cuando Drona y Bhishma caigan en el campo de batalla aniquilados
               por los hijos de Drupada; cuando Duryodhana caiga con sus muslos rotos por Bhima.
               Sé que todo esto va a ocurrir. Puedo ver toda la escena ante el ojo de mi mente, como
               un cuadro desplegado ante mí. No me lamento por mí, y por otro lado estoy esperando
               el fin de la guerra, estoy impaciente por el fin. Krishna, estoy cansado, cansado de esta
               vida. Quiero alcanzar el cielo, el cielo guarda todo lo que yo busco. Me reuniré contigo
               en el cielo, mi señor. Allí me encontraré también con mis hermanos, con mi madre y con
               mi padre. Eso será el cielo de verdad, pero ahora debemos separarnos.
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