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Krishna abrazó al gran Radheya y estrechó su mano amorosamente. Radheya se secó
las lágrimas y esbozó una triste sonrisa. Luego caminaron juntos hacia el carro.
Capítulo XVII
KRISHNA REGRESA A UPAPLAVYA
RISHNA llegó a Upaplavya, pasó unos momentos con los pandavas y luego se retiró
K a sus aposentos. Descansó durante unas pocas horas y cuando se hubo puesto
el Sol, fue a reunirse con los pandavas. Todo el mundo estaba esperando sus nuevas
sobre los acontecimientos de Hastinapura. Yudhisthira, después de honrarle y hacer que
estuviera cómodo, le dijo:
—Krishna, estamos esperando oír los acontecimientos de la corte de Dhritarashtra,
puedo suponérmelos por la expresión de tu cara, pero quiero que nos cuentes todos los
detalles de tu embajada.
Krishna dijo:
—Estuve en la corte de Dhritarashtra e hice todo lo que pude para persuadir a
Duryodhana de que fuera razonable, pero todos mis intentos fueron inútiles. Yudhisthira,
he vuelto sin poder lograr lo que esperaba, lo siento. Tu sueño y el mío no se han realizado.
Tendrás que luchar. Yudhisthira, por favor, justifica tu nombre. Es necesario ser firme
ahora que la guerra es inevitable.
Yudhisthira estaba cabizbajo, mientras una expresión de dolor y desesperación cruz-
aba su rostro. Un momento después dijo:
—Cuéntamelo todo, Krishna, todo.
Krishna dijo:
—Escuchadme todos. Me llevaron a la gran sala del consejo y vi a todos los ancianos
kurus esperando para oírme. Vi a Narada y a los demás sabios esperando escucharme
hablar.
Les contó todo lo que ocurrió en la corte de Dhritarashtra, y lo que hablaron Dhri-
tarashtra, Bhishma, Drona y Vidura. Les habló de los argumentos que empleó, primero
con el rey y luego con Duryodhana. Les habló de la ira de Duryodhana y su salida de la
corte, les habló de la venida de Gandhari y cómo reconvino a su hijo y también sobre el
intento de capturarle, y de su transfiguración. Los reyes estaban escuchando en silencio
su narración y cuando oyeron hablar del intento de Duryodhana de capturar a Krishna
se pusieron furiosos.
Los ojos de Yudhisthira se pusieron color carmesí por la ira y dijo:
—¿Se atrevió ese hombre a hacer eso con mi señor? No hay esperanza para él, me he
decidido y estoy determinado; los días de perdón se han acabado, me he decidido por la