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y quizá no, pero mi nombre es Radheya y el nombre de mi madre es Radha, pero, sin
embargo, ella no es mi madre. No fue ella quien me dio a luz. Mi padre Atiratha me
encontró flotando sobre el río Ganges. Fue este río el que me llevó hacia mis padres. Mi
padre me llevó a su esposa Radha y fui entregado a ella como un regalo. Por eso me
llamó Radheya. Mi verdadera madre, siento decirlo, me abandonó al nacer. Así que
siempre he sido Radheya. Pero siempre me intrigó cuál era mi verdadero origen, siempre
que me iba a dormir, me acosaba un mismo sueño: veía a una mujer que iba vestida con
costosos vestidos, iba vestida como una princesa y su rostro estaba siempre oculto por un
velo. Yo estaba tendido y ella se inclinaba sobre mí y las cálidas lágrimas de sus ojos me
quemaban. Yo me levantaba y le preguntaba: ¿Quién eres?, ¿por qué lloras así sobre mí?
Y ella con una voz entrecortada por las lágrimas me decía: « Lloro por la injusticia que te
he hecho. Anhelo tenerte, pero tú nunca serás mío, por eso lloro. Sólo puedo hablarte
en mis sueños, sólo en tus sueños y en los míos. Esta es la única forma en que puedo
calmar el pulso de mi corazón. » Ella trataba de irse y yo la perseguía; trataba de levantar
su velo y le gritaba: « ¿Quién eres?, muéstrame tu rostro, quiero verte. No te vayas sin
responder mi pregunta, ¿quién eres? » Pero esta mujer de mis sueños se desvanecía como
un fantasma asustado. Esa es la mujer de mis sueños.
»Según pasaron los años, la mujer de mis sueños sólo me frecuentaba muy de vez en
cuando. Ya no se me aparecía tan a menudo y tan vívidamente. Y gradualmente dejó de
visitarme. Esta mujer dejó mis sueños hace mucho tiempo; creo que era mi madre la que
a mi venía. Al principio pensaba en mí muy a menudo, y según pasaron los años sus
pensamientos sobre mí decrecieron; y cuando tuvo más hijos, ya no pensaba o no quería
pensar en mí. Así es como me he explicado esos extraños sueños, pero tú te pareces
mucho a esa madre de mis sueños. ¿Quién eres?, ¿qué es lo que quieres?
Kunti tenía su cabeza inclinada y no podía mirar a este hijo que nunca pudo ser su
hijo. No sabía cómo decirle quién era, reflexionó por un momento y le dijo:
—Tienes razón, yo soy la mujer de tus sueños, yo soy tu madre. —Se detuvo, pero
antes de que Radheya pudiera decir una sola palabra continuó—: Soy Kunti, la madre
de los cinco pandavas; tú eres mi primer hijo.
Radheya dijo:
—¡Kunti Devi, la madre de los grandes pandavas ha venido a ver a su hijo Radheya
para pedirle un don! ¿Estoy despierto o estoy dormido? ¡Quizás estoy soñando de nuevo
y la mujer de mis sueños ha venido de nuevo a mí! —Él la miraba a ella y ella le miraba
a él. Un momento después estaban abrazados el uno al otro. Las lágrimas de Kunti
empaparon a Radheya. Él la miró y le dijo—: Después de todo has venido, ¡si supieras
cuánto he anhelado este momento!, ¡si supieras cuánto he soñado este momento! ¡si
supieras cuántas veces he vivido en mi mente este momento! He pensado en ti mucho
más a menudo de lo que tú has pensado en mí. He estado anhelando una mirada de tus