Page 435 - Mahabharata
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5. El consejo                                                                            415


               ojos ocultos por ese velo tuyo que tanto me intrigaba; ¡madre!, ¡mi madre!, ¡la madre que
               me trajo a este mundo! » ¡la madre que me hizo ver por primera vez a mi amado señor,

               el Sol! Madre, ¿por qué has estado alejada de mí durante tanto tiempo?, ¿por qué me
               has hecho infeliz durante todos estos años? Después de todo, no pedía demasiado, sólo
               quería verte. Pero has venido ahora y te has atrevido a aceptarme como tu hijo.
                   Kunti volvió sus asombrados ojos hacia Radheya; él sonrió y le dijo:
                   —Sí, madre, sé quién soy. Sé que tú y el Sol sois mis padres, sé que tenías miedo de
               conservarme y me arrojaste al río.
                   Kunti estaba sorprendida y le dijo:

                   —¡Pero yo ni soñaba que lo supieras! ¿Cómo lo supiste? ¿Cuándo lo supiste? Y
               sabiéndolo, ¿por qué no viniste a mí? ¿Por qué esperaste a que yo viniera a ti?
                   Radheya la miró resueltamente y le dijo:
                   —Madre, lo supe ayer. Krishna me contó la historia de mi vida; pero no hablemos de
               eso ahora. Ven, madre; sentémonos y estemos juntos. Esta felicidad no durará mucho;
               déjame apurar la copa de la dicha hasta la última gota. Me siento feliz de tener a mi

               madre a mi lado, déjame apoyar mi cabeza en tu regazo, déjame estar así durante algún
               tiempo; por favor, no disturbes estos dichosos momentos con palabras: las palabras,
               madre, llaman al dolor; quiero estar en silencio.
                   Colocó la cabeza en el regazo de su madre y cerró los ojos. Así se estuvieron quizá
               durante unos momentos, o quizás durante horas. Ella había encontrado a su hijo perdido
               durante largo tiempo y él había encontrado a su madre. Era un momento sagrado y
               durante esos escasos momentos, fueron muy felices.


                                                        Capítulo XX
                                               RADHEYA Y KUNTI—II


               D     E repente Radheya se levantó y le dijo:
                        —Te agradezco tu bondad, madre; he sido muy feliz durante estos últimos
               momentos, pero ahora tengo que levantarme de este sueño de paz. ¿Dime, por qué has
               venido a mí? ¿Cuál es el don que querías pedirme? Radheya espera tus órdenes.
                   Kunti le miró y le dijo:
                   —¡No te llames Radheya nunca más! ¡por favor no te llames a ti mismo Radheya,

               estando yo aquí! tú eres Kaunteya, el primer hijo de Kunti, estoy orgullosa de llamarte
               hijo mío. Ahora tengo seis hijos y no cinco, me siento muy feliz.
                   Radheya la miró con sus ojos llenos de lágrimas y le dijo:
                   —Madre, oh madre, ¿por qué has venido a mí ahora para decirme esto? ¿No te das
               cuenta que estoy anhelando que me llamen por el nombre de Kaunteya? Soy el hijo de
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