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vacío. Como el relámpago, que deja al mundo aún más oscuro, estos escasos momentos
con su noble hijo dejaron su vida aún más desolada.
Radheya sintió su infelicidad, la abrazó y le dijo:
—Madre, lo que los dioses han escrito no puede cambiarse; ni tus lágrimas ni mis
oraciones pueden alterar los designios del Creador. Estas cosas fueron determinadas
hace mucho tiempo, antes de que tú y yo naciéramos. No trates de cambiar el curso del
destino. Ruega por mí, ruega que alcance los cielos destinados a los héroes. Por favor,
lava mi infelicidad con tus lágrimas. Siento que he recibido el baño de la coronación.
Tus lágrimas son más santas y más valiosas que las aguas del Ganges. Madre, se está
haciendo tarde; debes irte antes de que sepan que tú y yo nos hemos encontrado. Deja
que esto sólo sea otro sueño.
Radheya tuvo que levantarla y ponerla en pie, así de débil estaba por la angustia.
Madre e hijo se estrecharon en un fuerte abrazo. Kunti se mantuvo cerca de él, y le abrazó
una y otra vez como si nunca fuera a dejar que se fuese. De repente, le soltó y se alejó
de él con pasos lentos y vacilantes. Radheya se quedó allí, sin moverse del sitio durante
largo tiempo, hasta que perdió a su madre de vista.
Capítulo XXII
BALARAMA Y RUKMI
los pandavas les llegó la noticia de la coronación de Bhishma como comandante del
A ejército de los kurus. Yudhisthira hizo a Drupada, Virata, Satyaki, Dhrishtadyumna,
Dhrishtaketu, Sikhandi y Shadeva los jefes de los siete akshauhinis y Dhrishtadyumna
fue coronado comandante en jefe de todo el ejército. Arjuna fue nombrado jefe de ataque
y Krishna fue asignado como conductor de Arjuna.
Balarama, el hermano de Krishna, se dirigió a Yudhisthira. Iba acompañado de mu-
chos miembros de la familia de los vrishnis. Yudhisthira le recibió con gran emoción y le
rindió honores. Bhima cayó a sus pies, quedándose luego a su lado con las manos juntas.
Todos los pandavas y Krishna estaban junto a él, y Balarama les bendijo. Yudhisthira
tomó a Balarama de la mano y le condujo a un lujoso asiento. Todo el mundo vino a
ver al gran Balarama que tenía reputación de ser más poderoso incluso que Krishna.
Balarama les miró a todos y en particular a Krishna, y dijo:
—He oído que va a haber una gran guerra en la que habrá un exterminio general de
todos los reyes de este mundo.
»Espero veros a todos pasar a salvo el mar del peligro sin que os ocurra daño alguno.
Es evidente que no se pudo evitar la guerra. Lo he estado diciendo una y otra vez a
mi hermano Krishna: « Por favor, compórtate con la misma imparcialidad hacia los
dos bandos, los dos son parientes nuestros. » Duryodhana nos es tan querido como los