Page 489 - Mahabharata
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6. Bhishma                                                                               469


               ejército de los panchalas y de los vrishnis como el fuego devora un bosque. Mañana seré
               tan terrible que la gente del mundo hablará de ello con palabras emocionadas. Eso es

               cuanto puedo hacer y nada más. Vete y duerme.
                   Duryodhana quedó algo satisfecho, aunque no del todo. Pero no podía hacer nada.
               Tendría que esperar la muerte de los pandavas a manos de alguna otra persona. ¿Quién
               podría hacerlo excepto Radheya? Pero Radheya había rehusado luchar hasta la muerte
               de Bhishma. No veía cómo podía solucionar sus problemas, todo era tan deprimente.
                   Radheya también se sentía infeliz. Con el paso de cada día, se estaba acercando el
               momento en que tendría que luchar contra sus queridos y amados hermanos. Le estaba
               agradecido a Bhishma por este respiro. Se le estaba dando tiempo para entrenar su
               mente en no pensar en los pandavas como sus hermanos. Habían pasado ocho días.
               Radheya se estaba preparando gradualmente para la horrible prueba que tenía frente a
               él. Si Bhishma deponía las armas mañana, él tendría que luchar. Debía hacerlo. Radheya
               pensó en los últimos años en los que había estado esperando tan impacientemente una
               oportunidad para luchar este duelo contra Arjuna, mas ahora no sentía deseos de entrar
               en la batalla. Esperaba que Bhishma siguiera con su liderazgo. Todavía no estaba listo
               para la guerra con sus hermanos. Lo sentía por su amigo Duryodhana que se quejaba de
               que Bhishma, Drona, Kripa y Salya apreciaban a los pandavas y rehusaban matarles. Él
               pensaba que Radheya era el único que odiaba a los pandavas tanto como él, pero estaba
               equivocado. Radheya amaba ahora a los pandavas con un amor mayor que el amor que
               les tenía Bhishma, pero no podía decírselo a nadie.

                   ¡Pobre Duryodhana! Radheya sabía que los pandavas no podían ser aniquilados, pero
               su amigo no lo sabía. No se lo creía a pesar de que tanta gente se lo decía. Duryodhana
               había visto el viswarupa del Señor, pero él no creía que Krishna fuera el Señor del
               Universo. ¿Qué podía hacerse con él? ¿Cómo decirle que el Señor estaba a favor de los
               pandavas y que por lo tanto eran invencibles? Radheya pasó toda la noche pensando en
               todos los acontecimientos pasados de su vida. El fin había llegado, todo era cuestión de
               días.
                   Radheya rogó, pidiendo fuerzas: fuerzas para hacer frente a los lazos de afecto que le
               unían a sus hermanos y fuerzas para ser leal con Duryodhana que era su único amigo.
               Radheya rogó por su buen nombre y por su muerte en el campo de batalla. Sus ojos no
               podían ni querían dormir y así pasó toda la noche.
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