Page 497 - Mahabharata
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6. Bhishma                                                                               477


                   —Dime, hijo mío. Pídeme lo que quieras, si puedo ayudar, lo haré con toda certeza.
               Yudhisthira dijo:

                   —Mi señor, si no mueres, no podemos ganar. Tengo que pedirte que nos digas cómo
               podemos matarte. Odio esta guerra y siento haber nacido como kshatrya. Tengo que
               ganar esta guerra y tengo que verte muerto. Debo saber cómo hemos de hacerlo.
                   Los sollozos estremecían su cuerpo y no pudo decir nada más. Bhishma les sonrió a
               todos y todavía seguía acariciando a Yudhisthira. Le dijo:
                   —Tienes razón, mientras yo esté vivo no tienes opción de ganar. Si podéis matar a
               Bhishma la victoria es vuestra, debéis matarme inmediatamente.

                   Yudhisthira dijo:
                   —Odio pensar en tu muerte, pues nos eres muy querido; soy muy infeliz. ¿No habría
               forma de ganar esta guerra sin matarte? ¿No hay otro camino?

                   Bhishma dijo:
                   —No, hijo mío, no hay otro modo, pero permíteme decirte que me sentiré feliz de
               morir. Soy demasiado poderoso para morir, ni siquiera Indra puede matarme. Odio
               mi invencibilidad. Hijo mío, ¡si supieras cuánto estoy anhelando la muerte! Odio esta
               vida, no he sido feliz y quiero la muerte. Sí, hijo mío, quiero la muerte. Estoy esperando
               impacientemente la muerte, que será una misericordiosa liberación para mí, pero no se
               me puede matar. Estoy ansioso de morir y te estoy muy agradecido por preguntarme
               cómo puedes matarme.
                   Estaban escuchando sus palabras como si estuvieran hechizados. Bhishma continuó:

                   —Sólo hay dos personas que pueden matarme. Una es Krishna, y la otra es Arjuna.
               —Bhishma tomó a Arjuna en su regazo y le dijo: —Hijo mío, mátame mañana, estoy
               muy cansado. Dices que me amas, por favor, mátame y dame la paz que he estado
               anhelando.—Arjuna ocultó su rostro apoyándolo contra el magnífico pecho de su abuelo.
               Una vez más era el muchacho que había venido a Hastinapura diecisiete días después de
               la muerte de su padre. Una vez más eran los niños indefensos que habían venido para
               encontrar amor y cariño de los ancianos kurus. Bhishma dijo—: Nadie puede matarme
               mientras esté luchando. Si me halláis deponiendo mis armas, podéis matarme. Si lleváis
               mañana a Sikhandi frente a mí, bajaré mi arco. No lucharé con él ya que una vez fue una
               mujer. He jurado no luchar con una mujer, con un hombre que haya sido alguna vez una
               mujer, o con un hombre cuyo nombre sea femenino. Sikhandi fue Amba en su anterior
               encarnación. Amba era la hija del rey de Kasi y era la hermana de Ambika y Ambalika,
               vuestras abuelas. —Bhishma comenzó a contarles la trágica historia de Amba. Les habló
               de sus penitencias y de su nacimiento como la hija de Drupada por un don de Sankara.
                   Los pandavas escuchaban absortos reteniendo el aliento. Sabían vagamente que
               Sikhandi había nacido para matar a Bhishma al igual que Dhrishtadyumna había nacido
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