Page 519 - Mahabharata
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7. Drona                                                                                 499



                                                        Capítulo IV
                                   SUPRITIKA, EL ELEFANTE DE BHAGADATTA

                    L ejército de Duryodhana vio los caballos blancos de Arjuna dirigiéndose hacia la
               E zona sur del campo de batalla y estaban seguros de que el plan de Drona tendría
               éxito. Después de que Arjuna se había ido, los dos ejércitos se precipitaron el uno contra
               el otro con la intención de destruirse mutuamente.

                   Arjuna se dirigió a la zona sur. Los trigartas habían dispuesto su ejército en forma de
               Luna menguante. Arjuna tenía que luchar a solas contra aquel enorme ejército, pero no
               le importaba. Mientras su carro se dirigía hacia los trigartas, Arjuna le dijo a Krishna,
               con una tenue sonrisa en sus labios:
                   —Krishna, fíjate en esta gente que ha decidido morir hoy. Me divierte ver a los
               trigartas sonriendo. Deberían estar llorando, pero quizá sonríen porque van a alcanzar
               el cielo. Considerando el hecho de que son unos grandes pecadores, éste es el único
               modo concebible en el que pueden ir al cielo, si no, nunca podrían tener ni un atisbo de
               los dominios de Indra. Quizá sea eso lo que les hace tener un aspecto tan feliz. Vamos,
               apresurémonos, tengo que acabar con esta gente para volver con Yudhisthira.
                   Arjuna levantó su devadatta y la sopló con todas sus fuerzas. Los trigartas estaban
               preparados para recibirle.
                   Sus flechas le dieron la bienvenida a Arjuna, el cual les devolvió su ataque. Susarma
               y sus hermanos eran luchadores excepcionales y Arjuna era por supuesto excelente.
               No era de sorprender que la batalla durara largo tiempo. Arjuna y Krishna estaban
               literalmente envueltos por la copiosa lluvia de flechas de sus enemigos. Subahu, uno de
               los reyes enemigos, se estaba enfrentando ahora con Arjuna. Era un excelente tirador,
               pero Arjuna le cortó su arco y luego su mano. Luego vino Susarma junto con diez
               grandes guerreros. Arjuna era demasiado buen contrincante para todos ellos. Sudhanva
               fue el primero en morir y los otros le siguieron muy pronto, todos menos Susarma. El
               ejército se puso nervioso y se produjo una dispersión general corriendo hacia el ejército
               principal. Susarma estaba muy enojado con ellos y les dijo:

                   —Todos habéis jurado que ganaríais o moriríais. No está bien que os vayáis corriendo
               ganándoos el desprecio de todos los demás.
                   Así que todos volvieron porque tenían que hacerlo. Parte del ejército estaba for-
               mado por los narayanas, los vaqueros que Krishna le había dado a Duryodhana. Todos
               volvieron para luchar.
                   Arjuna estaba un poco irritado por la vuelta del ejército, él esperaba que fuera el fin
               de la lucha. Dijo:
                   —Krishna, han decidido morir. No tienen aprecio a sus vidas, puedo verlo. Observa
               cómo les mato a todos.
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