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de Drona, para pensar en luchar de nuevo contra él. Fíjate en Bhima, no es capaz de
enfrentarse con el acharya. Se da cuenta de que nuestro acharya es demasiado poderoso
para él. Los pandavas perderán hoy la esperanza de seguir vivos. Renunciarán a sus
ideas sobre el reino, estoy seguro.
A Radheya no le gustaron aquellas palabras del rey y dijo:
—Amigo mío, no juzgues tan ligeramente a los grandes pandavas. No son cobardes,
ni tampoco personas que olviden el pasado. Son poderosos guerreros y héroes valientes.
¿Crees que se olvidarán de las muchas injusticias que se les han hecho? ¿Crees que Bhima
se olvidará de la comida envenenada que le diste cuando era un niño pequeño? ¿Cómo
va a olvidarse de la ciudad de Varanavata? ¿Crees que olvidará el juego de dados? ¿Crees
que ha olvidado los trece años de sufrimiento que tuvieron que soportar por tu culpa?
Por favor, no te adormezcas en ese sentimiento de falsa seguridad por el éxito pasajero
de tu guru. Puedes estar seguro de que contraatacarán. No son héroes ordinarios. Piensa
en Satyaki, en Dhrishtadyumna y en los hermanos Kekaya. Fíjate, mi señor, Bhima viene
con sus ojos rojos como ascuas de carbón y los otros héroes le siguen como una multitud
de nubes de lluvia rodeando al Sol. Tengo el sentimiento de que el gran acharya está
ahora en una situación precaria. Creo que conviene que vayamos en su ayuda. Parece
que la necesita desesperadamente.
Duryodhana estaba un poco desconcertado por las palabras de Radheya, pero vio que
decía la verdad. Fue con sus hermanos a ayudar a Drona y Radheya también estaba con
ellos. Entonces se produjo una gran lucha entre las dos huestes. Nakula y su hermano
estaban quemando el ejército de los kurus y los hijos de Draupadi estaban al frente
causando una gran destrucción y Abhimanyu estaba tan extraordinario como siempre.
Surgieron los duelos de costumbre. El hecho de que Yudhisthira hubiera escapado sin ser
capturado por Drona les dio nueva vida. El ejército de elefantes de Duryodhana estaba
siendo destruido por Bhima como era su costumbre.
Entonces llegó Bhagadatta con su magnífico elefante Supritika. La aparición de
Bhagadatta fue algo terrible. Su elefante era invencible. Era un gran motivo de peligro
para el ejército pandava. Temían a aquel hermoso elefante y al igualmente hermoso
Bhagadatta sentado en él, como el señor de los cielos sobre su elefante Airavata. Este
elefante parecía disfrutar molestando a Bhima. Siempre iba directo hacia el carro de
Bhima y esta vez estaba haciendo lo mismo, consiguiendo hacerlo pedazos, lo cual causó
terror en el ejército. Todos pensaban que había matado a Bhima. Yudhisthira vino con el
ejército de los panchalas, pues temía que a Bhima le había ocurrido lo peor. El elefante se
disponía ahora a destruir el ejército. El rey de Dasarnas trajo su elefante y Yudhisthira
cubrió al elefante de Bhagadatta y a su conductor con una nube de flechas afiladas, pero
cayeron sobre ellos como gotas de lluvia. La lucha continuaba, Bhagadatta espoleó al
elefante con su pie, yendo derecho hacia el carro de Satyaki. En pocos momentos, el