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nuevo giró el carro en dirección a la lucha general, pero Susarma no había muerto y aún
le quedaban algunos de sus hermanos, así que retó de nuevo a Arjuna. Arjuna estaba
agotando su paciencia. Estaba exasperado por aquellos diablos y le dijo a Krishna:
Mira a Susarma. Ha aparecido de nuevo desde la retaguardia para retarme. Mis oídos
se están ensordeciendo oyendo los gritos del ejército, que está siendo devastado por
Bhagadatta y su elefante. Realmente, no sé qué hacer. Tienes las riendas en tus manos.
Conduce el carro a donde quieras, según quien decida.
Krishna no dijo ni una palabra, pero calmadamente se dirigió hacia los trigartas.
Arjuna luchó como nunca lo había hecho. En unos momentos murió uno de los hermanos.
Luego Arjuna siguió luchando hasta que todo el ejército comenzó a huir en desbandada,
e hizo que Susarma se desvaneciera en su carro debido a sus flechas.
Krishna se puso en pie sobre el carro, cogió las manos de Arjuna entre las suyas y le
dijo:
—Arjuna, hoy has luchado maravillosamente, eres el mejor arquero que he visto, tú
solo has derrotado al ejército trigarta, me siento orgulloso de ti.
Arjuna estaba muy feliz de oír las alabanzas de Krishna e inmediatamente se pusieron
en marcha hacia el ejército principal. Viendo los caballos blancos de Arjuna viniendo
hacia ellos a galope tendido, los pandavas exhalaron un suspiro de alivio. Todos miraban
en la dirección de Arjuna. El ejército kuru comenzó a vacilar. El arco de Arjuna estaba
justificando su nombre, probando ser el arco más terrible que jamás había sido usado
contra un enemigo. Los gritos de alegría de los kurus comenzaron a cambiar de tono. Su
ejército estaba siendo aniquilado. Arjuna había estado luchando desde por la mañana
con todo el ejército de los trigartas. No fue una lucha fácil y para colmo, al volver, vio la
ruina que se le había causado a su ejército. Parecía Kartikeya, el hijo de Sankara, cuando
fue a luchar contra los asuras.
Arjuna avanzó hacia el lugar donde estaba situado Bhagadatta. El carro de Arjuna
se detuvo frente de él. Bhagadatta atacó inmediatamente a Arjuna con su elefante. El
viejo veterano le lanzó una lluvia de flechas desde lo alto de su elefante. Las flechas
fueron detenidas a medio camino por las de Arjuna. Este duelo duró bastante tiempo y
Bhagadatta se impacientó haciendo que su elefante avanzase directo hacia el carro de
Arjuna. Krishna condujo el carro tan hábilmente que esquivó al elefante haciendo que
fallara su objetivo por muy poco margen. Durante un momento, todo el mundo pensó
que Arjuna y Krishna habían sido aplastados por Supritika.
De nuevo el anciano rey comenzó a disparar sus flechas a Arjuna. Varias de ellas
iban dirigidas a Krishna. Arjuna partió en dos el arco de Bhagadatta, pero al anciano
aún le quedaban un buen número de jabalinas. Arjuna permitió que le tirara catorce,
rompiéndolas una tras otra en pleno vuelo, tras lo cual se concentró en romper la