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—Sí, y ahora mirando tu pacífico semblante, sé que nunca me ocurrirá nada desagrad-
able.
Bhima, Dhrishtadyumna, Satyaki, Sikhandi, Nakula, Shadeva y los hijos de Draupadi,
Chekitana, Dhrishtaketu, los hermanos Kekaya, Yuyutsu, Ghatotkacha, Drupada y Virata
fueron también allí. Yudhisthira les honró a todos y luego comenzaron a discutir los
planes del día. No era como otros días, era un día importante en las vidas de todos ellos.
Yudhisthira dijo:
—Krishna, dependemos de ti para todo. Depende de ti que todos nosotros lleguemos
al final de esta guerra con éxito. Debes haber pensado una forma para que se cumpla el
juramento de Arjuna. Contigo como conductor, mi Arjuna está seguro de tener éxito hoy,
igual que los otros días.
Krishna dijo:
—No hay arquero ni luchador como Arjuna. Es valiente y hábil y domina todos los
divinos astras. Contemplando su noble rostro y su forma de andar como una pantera,
¿quién se puede atrever a desafiarle a menos que esté decidido a morir. Haré todo lo
que pueda para ayudarle a destruir a los kurus. Hoy quemaremos su ejército. Estoy
seguro que va a haber una gran pérdida en el ejército de Duryodhana. Con la muerte
de Jayadratha se romperá su espina dorsal. Comprenderán que el juramento de Arjuna
no es un montón de palabras, sino un montón de flechas tan mortífero como el lazo de
una horca. También he estado observando los presagios. Auguran cosas buenas para
nuestra parte y conjuran la calamidad para Duryodhana. Por favor, no tengáis ninguna
preocupación sobre Arjuna o el posible fallo de su juramento. Yo estoy aquí y no dejaré
que falle, ¡puedes estar seguro, Yudhisthira!
Mientras estaban diciendo esto, Arjuna llegó a la tienda de Yudhisthira, se postró a
sus pies y a los de todos aquellos que eran mayores que él. Yudhisthira le abrazó con
cariño y le hizo sentarse a su lado. Le dijo:
—Arjuna, puedo ver por la feliz expresión de tu rostro que con seguridad hoy tendrás
éxito. Tienes un aspecto extrañamente feliz y lo mismo diría de Krishna.
Arjuna todavía no se había recuperado de la experiencia de la noche anterior. Aún
recordaba aquel vivido sueño. Les habló del sueño con Krishna y de su encuentro con el
gran Sankara. Para él, fue una experiencia estremecedora y todos los que escuchaban
estaban muy emocionados. Se arrojaron al suelo y adoraron al señor. Ahora estaban
seguros de que Arjuna podría cumplir su juramento.
Se oían grandes gritos en el campamento de los pandavas. Todo el mundo estaba
emocionado pensando en la guerra. Las caracolas y trompetas comenzaron a sonar y
todos comenzaron a prepararse para la batalla de aquel día. Satyaki y Krishna subieron
al mismo carro y se alejaron de la tienda de Yudhisthira para dirigirse a la de Arjuna.