Page 552 - Mahabharata
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               llegar hasta ti, protegido como estás por estos grandes guerreros. ¿Por qué preocuparse
               entonces de Arjuna? Calma tu mente, mañana verás el Sol surgir de nuevo.

                   El pobre Jayadratha se sentía ligeramente aliviado, pero el terror aún no había dejado
               sus ojos. Drona había dispuesto su ejército en la terrible formación triple. En verdad era
               formidable, nadie había visto antes nada igual. Los kurus estaban seguros de que Arjuna
               nunca podría romperlas e introducirse en ellas. Drona estaba montando guardia al frente
               del padmavyuha. Al frente del sakatavyuha fue situado Durmarshana, el hermano de
               Duryodhana; era un luchador bravo y poderoso y estaba seguro de derrotar a Arjuna.
               Dijo:

                   —Hoy detendré el avance de Arjuna y socavaré su orgullo. Que hoy vea el valor de
               Durmarshana.


                                                       Capítulo XIV
                            ARJUNA ABRE SURCOS A TRAVÉS DEL EJÉRCITO KURU



                     ESDE el campamento kuru podía verse el brillante carro de Arjuna. Aunque los
               D kurus eran valientes, no pudieron dejar de temblar momentáneamente cuando
               oyeron el sonido de su carro. Para Jayadratha, que estaba enterrado bajo el inmenso
               ejército que iba a protegerle, ver a Arjuna era como ver a Yama, el dios de la muerte.
               Todos sus miembros le temblaban. La armadura dorada de Arjuna era brillante y su cara
               era tan terrible como la de la misma muerte. El gandiva resplandecía bajo la luz del Sol
               de la mañana. El carro se detuvo en campo abierto. Arjuna cogió la devadatta e hizo salir
               notas puras de ella, que fueron acompañadas por las notas de la panchajanya. Aquel
               sonido, a pesar de que ya les resultaba familiar después de los últimos trece días, aún
               seguía causando terror en los corazones de los enemigos. Cada día sonaba como si fuera
               nuevo, igual que la puesta de Sol que es la misma y, sin embargo, distinta cada día. Con
               un gran brillo de felicidad en su rostro, Arjuna dijo:
                   —Krishna, ve rápido hacia el lugar donde está situado Durmarshana. Romperé su
               vyuha y entraré en él.

                   El carro de Arjuna se dirigió hacia Durmarshana y se produjo un gran encuentro
               entre los dos guerreros. La lucha fue terrible. Arjuna estaba comenzando a destruir el
               ejército. Las cabezas de los guerreros se desprendían de sus troncos en rápida sucesión.
               Tan fácilmente lo estaba haciendo, que parecía como si Arjuna estuviera cortando flores
               para adorar a Sankara a quien le encantaban las guirnaldas de calaveras; así de rápido
               era Arjuna con su arco y flechas. Nadie sabía cuándo cogía una flecha en sus manos,
               cuándo la colocaba en la cuerda del arco, cuándo tensaba la cuerda y cuando la disparaba.
               No era posible observar todo el proceso. La vista no podía seguir el vuelo de la flecha. El
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