Page 551 - Mahabharata
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7. Drona 531
Krishna descendió de su carro, tenía que cambiar de papel, él era el conductor de Arjuna.
Sonriente se despidió de Satyaki y se dirigió hacia los establos, lavó a los caballos con
manos amorosas y luego colocó sus armaduras a los cuatro blancos corceles. El carro
estaba equipado con todas las armas necesarias. Lo hizo todo con mucho amor y cuidado.
Afortunado en verdad era Arjuna, a quien Krishna amaba tanto que hacía estas cosas por
él. Colocó la insignia del mono y llevaron el gran carro a la presencia de Arjuna. Krishna
se bajó del carro y fue hacia Arjuna. Le dijo:
—El carro está listo. Ven, Arjuna, vayámonos.
Arjuna se había puesto su armadura dorada. Era el regalo de Indra y podía soportar
el impacto de mil flechas al mismo tiempo. Su corona dorada con incrustaciones de
gemas celestiales fue colocada sobre su cabeza. Subidos en aquel carro dorado enjaezado
con aquellos caballos blancos que ya eran famosos en todo el mundo, Krishna y Arjuna
ofrecían una magnífica estampa.
El Sol de la mañana brillaba sobre la insignia del mono. Krishna tomó las riendas
en su mano izquierda y el viaje comenzó. Todos los augurios le eran favorables a los
pandavas. Arjuna se dirigió a Satyaki y le dijo:
—Satyaki, con la emoción de la muerte de Jayadratha no debemos olvidarnos de la
promesa que Drona le hizo a Duryodhana de capturar a Yudhisthira. Debemos protegerle,
lo más seguro es que el acharya, viéndome avanzar hacia el padmavyuha, vendrá al
frente de nuestro ejército y tratará de capturar a mi hermano. Tengo una gran fe en
ti y conozco tu valor. Eres mi igual en todo y me puedes reemplazar fácilmente. Dos
cosas importantes han de lograrse hoy: la muerte de Jayadratha y la protección de
Yudhisthira. Haremos ambas cosas. Los augurios predicen el éxito de nuestro bando, no
debes preocuparte por mí. Estoy protegido por el señor Krishna y no habrá necesidad
de preocuparse de Yudhisthira ya que él estará protegido por Satyaki, el primo de
Krishna y discípulo e igual de Arjuna. Puedo irme al frente con mi mente libre de toda
preocupación.
Satyaki hizo una salutación a su guru y le dijo:
—Que así sea. Haré lo que me ordenas que haga. Puedes dejar a Yudhisthira seguro
en mis manos.
El ejército kuru estaba preparado para hacer frente al avance del ejército de los
pandavas. Las caracolas y trompetas producían un ruido ensordecedor. Podía verse
cómo Drona se movía en su carro tirado por caballos de color castaño. Fue hacia
Jayadratha y le dijo:
—No tengas miedo. Bhurisravas, Radheya, Aswatthama, Salya, Vrishasena y Kripa
estarán contigo al final del suchimukhavyuha. Habrá cien mil caballos, carros y elefantes
en tu ejército. Yo estaré en la vanguardia con el mío. Ni siquiera los dioses podrán