Page 569 - Mahabharata
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7. Drona                                                                                 549


               y luchó con una mano, hiriendo a los caballos y al conductor de Kritavarma. Le arrojó
               a Kritavarma unas flechas terribles que destrozaron su armadura y le hicieron que se

               desmayara en su carro, herido por las flechas de Satyaki. Drona vino a retar a Satyaki.
               Lucharon por algún tiempo y Satyaki hirió también al conductor de Drona, tras lo cual el
               acharya cogía las riendas en sus manos. Satyaki hirió luego a sus caballos, que, incapaces
               de soportar el dolor, se empinaron llevándose a Drona en el carro corriendo por todo el
               campo. Drona dejó su lucha con Satyaki y volvió a guardar el vyuha de futuros ataques
               de los pandavas.
                   Satyaki se había adentrado más en el ejército de los kurus. Nadie podía enfrentarse a
               este hombre terrible que estaba cruzando a través de sus filas como un río con todo su
               caudal. No era posible mirar su resplandeciente forma. Era como el Sol del mediodía,
               hiriendo los ojos de los que se atrevían a mirarle. No era inferior a Arjuna en nada, así
               pensaban los guerreros de ambos lados. Entonces fue hacia él Sudarsana, un arquero y
               luchador muy bueno. Era muy conocido por su habilidad utilizando todas las armas.
               Luchó un duelo con Satyaki, pero Satyaki era un luchador demasiado bueno y mató a
               Sudarsana. Esta hazaña imposible hizo que la hueste de los enemigos le temiera más que
               a Bhima o a su hijo.

                   En corto tiempo, Satyaki había vencido a Drona, Kritavarma y Duryodhana, había
               matado a Jarasandha y a Sudarsana y había hecho que Drona saliera corriendo del campo
               de batalla. En cuanto al ejército que había destruido, no se podían contar las muchas
               muertes. Satyaki había destruido los ejércitos de los mlecchas, el de los kasis, a los
               nishadas, tantakas, kalingas, magadhas, kekayas, kambhojas y vasatis y ahora se dirigía
               rápido hacia el lugar donde Arjuna estaba luchando contra los guardianes de Jayadratha.
               Con sus caballos blancos como la nieve, galopando a través de las filas, parecía Arjuna.
               Los yavanas trataron de detener su avance, pero pronto les rebasó.

                   De nuevo se encontró con Duryodhana y sus hermanos que traían con ellos un gran
               ejército. Satyaki estaba probando ser un terror sagrado. Tenía que ser detenido. Satyaki
               le gritó a su conductor:
                   —Fíjate en el inmenso ejército de estos hombres, vienen con la intención de vencernos.
               Lucharé tan maravillosamente que mi guru estará orgulloso de mí. Hoy les pagaré la
               deuda de amor que les debo a los pandavas. Le enseñaré a Duryodhana que no hay nada
               como la victoria en lo que a él se refiere. Haré que la tierra se beba la sangre de estos
               hombres que se han vuelto demasiado ambiciosos debido a su injusticia. Les probaré
               que soy el primo de Krishna y el discípulo de Arjuna. Espera y verás cómo va a sufrir

               este ejército.
                   La lucha tuvo el desenlace que había predicho; todo el ejército fue derrotado. El
               conductor del rey murió y los caballos aterrados le llevaron fuera del campo como en
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