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554 Mahabharata
—Escúchame, no hay nadie en la tierra ni en los cielos que pueda derrotar a mi
hermano. Arjuna te pidió permiso no porque te tenga miedo, te presentó respetos porque
todavía piensa en ti como su guru, como alguien que merece respeto. Pero recuerda,
yo soy Bhima y no Arjuna; hubo un tiempo en que te tenía un inmenso respeto. Una
vez fuiste una persona que podías pedirnos respeto porque eras como un padre para
nosotros, eras nuestro benefactor y nuestro acharya y significabas mucho para nosotros.
Todos pensábamos en ti con mucho respeto y afecto, pero ahora todo ese respeto se ha
ido. Eres el benefactor de Duryodhana y nuestro enemigo. En el momento en que le
prometiste a Duryodhana que capturarías a mi hermano y se lo entregarías como un
prisionero para que jugara otro juego de dados, mi respeto por ti como mi guru, murió en
un instante. Una vez viste las consecuencias de este juego y aun así deseas verlo otra vez.
Ya he dejado de ser tu discípulo, y tú ya no eres mi guru. Te has unido a los enemigos
y como dije antes, eres el benefactor de Duryodhana. Tú te has anunciado como un
enemigo y obtendrás el tratamiento que merece un enemigo. Yo no soy Arjuna, que
aprecia tanto las cosas del pasado. Yo soy Bhima, el enemigo de los hijos de Dhritarashtra
y de todos aquellos que luchan por ellos.
Los ojos de Bhima ardían como ascuas de carbón y estaba loco de furia contra aquel
hombre que se había atrevido a esperar respeto de él. Bhima saltó de su carro y corrió
hacia Drona con su maza en alto. Drona saltó de su carro justo a tiempo de salvar su
vida. El carro y el conductor fueron aplastados, quedando irreconocibles. Los caballos
también murieron. Bhima, dejando atrás al indefenso Drona, corrió hacia el lugar donde
estaba luchando Arjuna.
Satyaki le había facilitado el camino a Bhima, el cual avanzó abriéndose paso a través
de las filas enemigas. El ejército de los elefantes vino para tener su parte en la destrucción.
Como el Sol saliendo entre nubes oscuras, así salió Bhima del gran ejército de elefantes.
Entonces llegó Drona en otro carro y retó a Bhima. Bhima no tuvo más paciencia con
Drona, saltó de su carro e hizo trizas el carro de Drona. Drona fue arrojado al suelo,
montó en otro carro y se fue lejos de Bhima a la salida del vyuha. Bhima se frotó las
manos y con una sonrisa montó en su carro y se fue tan rápido como el viento hacia el
final del vyuha. Nadie se atrevía a acercársele y retarle. Lanzó una maza terrible a la
hueste de los enemigos y todos salieron corriendo de la presencia de Bhima.
Bhima siguió el camino que había sido limpiado por Satyaki. Llegó al final y allí
vio a Satyaki luchando. Bhima se apresuró en rebasarle y fue más lejos para tener una
señal de Arjuna. Siguió y de repente vio a Arjuna. ¡Era Arjuna! Entonces surgió un
grito de triunfo de la garganta de Bhima que era como el estruendo de una nube del
monzón. Se oyó en todo el campo y resonó en los cuatro puntos cardinales. Bhima había
dado la señal que Yudhisthira le había pedido que diera. Su mente ahora no tendría
más preocupaciones. Bhima gritó de alegría. Arjuna y Krishna estaban emocionados