Page 576 - Mahabharata
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               subió en él y comenzó a luchar, pero Bhima cortó la cabeza de Dussala. Radheya estaba
               comenzando a ponerse serio con Bhima.

                   Duryodhana estaba observando los estragos causados en su ejército y se apresuró
               a ir hacia Drona, que estaba estacionado en la apertura del vyuha. Sus ojos estaban
               desorbitados por el miedo, la desesperación y la ira contra el acharya. Le dijo:
                   —Mí señor, nos habías prometido que no permitirías que nadie te rebasara y tres de
               ellos ya han llegado al final del vyuha. Arjuna, Satyaki y Bhima han destruido una gran
               parte del ejército. Los tres van a atacar a Jayadratha y están acosando a todos los héroes
               que se han reunido para protegerle. ¿Cómo han podido rebasarte? ¡Es increíble!. Me
               resultaría más fácil creer que se ha secado el océano. ¿Cómo ocurrió, mi señor? ¿cómo ha
               sucedido?

                   Drona ya estaba más que harto de aquellas regañinas. Había hecho cuanto podía,
               pero el rey aún no estaba complacido con la dedicación desinteresada de sus hombres;
               siempre les estaba encontrando faltas. Drona dijo:
                   —Lo que se ha hecho no se puede deshacer. Ahora sólo ocúpate de lo próximo que
               tiene que ser realizado. Duryodhana dijo:

                   —Jayadratha ha de ser salvado, por favor, haz los preparativos adecuados. Estoy
               comenzando a perder la esperanza.
                   Drona estaba disgustado. Había hecho tanto por el rey y sin embargo ahí estaba
               recriminándole por haber dejado penetrar a estos tres dentro del vyuha. Su arrogancia era
               intolerable. La gratitud era un sentimiento desconocido para el corazón de Duryodhana.
               Drona había estado ocupado desde por la mañana en proteger el vyuha. No había podido
               evitar que aquellos tres guerreros le rebasaran, pero estaba manteniendo en jaque a todo
               el ejército de los pandavas. Se hubieran abalanzado sobre los kurus si no hubiera sido
               por él. Estaba haciendo algo que estaba más allá del poder de los seres humanos y, aun
               así, Duryodhana estaba descontento.

                   Drona estaba loco de ira. Le dijo:
                   —Tienes razón, tres de ellos se las han apañado para pasarme, pero recuerda tu
               propia responsabilidad y da los pasos necesarios para proteger a tu valioso hermano
               político. Has jurado que no se le tocaría ni un pelo de su cabeza. Yo he mantenido a raya
               a todo el ejército de los pandavas, aunque parece que no te has dado cuenta. Ahora debes
               cumplir con tu deber y proteger a Jayadratha que es un cobarde de la peor calaña. Con la
               ayuda del don de Sankara pudo vencer a los pandavas durante un solo día, pero ahora
               es como un bote que ha sido abandonado en medio del océano. Cuando tú y Sakuni
               jugasteis el juego de dados no había dudas de quién ganaría y quién perdería. No se
               pensó en eso, todo era ganar por tu parte. Pero ahora no es tan fácil ganar, incluso para
               el gran Duryodhana, que ha jurado proteger a Jayadratha, hay una posibilidad de perder.
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