Page 577 - Mahabharata
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7. Drona                                                                                 557


               Es evidente que los dados que usaste contra los pandavas han cambiado sus formas,
               convirtiéndose ahora en flechas crueles que se han vuelto contra su propietario. Están

               tratando de reparar los pecados que cometieron contra Yudhisthira. Hoy la apuesta es la
               vida de Jayadratha y el dado no está trucado. No hay Sakunis en la corte de Dios; tendrás
               que jugar el juego. El resultado es imprevisible. He tratado de hacer lo que he podido, no
               puedo hacer nada más. Ve allí y haz todo lo que puedas. Todos sois grandes guerreros.
               Allí estáis tú, Dussasana y Radheya, y hay muchos otros de los que han decidido morir
               por ti, ¿qué más quieres? Yo tengo que quedarme aquí para evitar que el ejército de los
               pandavas se abalance sobre todos vosotros de golpe. Si eso ocurriese, ya no se podría
               hacer nada. Ahora tan sólo son tres contra todos vosotros. Ve y haz cuanto puedas para
               salvar a Jayadratha de la ira de Arjuna.

                                                        Capítulo XXI
                                                 BHIMA Y RADHEYA



                     URYODHANA volvió y vio a Yudhamanyu y a Uttamaujas y decidió atacarles. Les
               D atacó a ambos. Luchó bien y se las arregló para herir a los caballos de uno de
               ellos, los de Uttamaujas, pero no había ninguna posibilidad de que Duryodhana ganara
               contra el par. Tuvo que saltar al carro de Salya y alejarse de aquellos hermanos. La lucha
               continuaba entre Radheya y Bhima. Bhima quería abandonar a Radheya y proseguir
               hacia el carro de Arjuna, pero Radheya no le dejaba irse. Su rostro estaba iluminado
               por una sonrisa encantadora. Esta sonrisa de Radheya estaba desconcertando a Bhima,
               no podía soportarla y luchó tan temerariamente como pudo. Radheya había roto la
               armadura de Bhima y luchaba sin hacer esfuerzo. Sus dedos tenían mucha precisión y
               segura puntería. Estaba enfureciendo a Bhima, el cual cortó el arco de Radheya y le hirió
               en su amplio pecho. Radheya se metió en otro carro, pues Bhima había roto el suyo, y se
               alejó de su presencia. Pero a los pocos momentos volvió de nuevo para retar a Bhima.
               Ahora su sonrisa se había ido y parecía muy enfurecido.
                   Los hermanos de Duryodhana pensaban que con toda seguridad esta vez mataría
               a Bhima. Bhima y Radheya lucharon como no lo habían hecho hasta entonces. Bhima
               recordó todos los sufrimientos de los pandavas y en su mente estaba decidido a matar a
               aquel amigo de su primo. Los arcos de Radheya estaban siendo rotos uno tras otro. Fue
               un duelo terrible. Duryodhana le estaba observando y le dijo a su hermano Durjaya:

                   —Durjaya, ve a ayudar a Radheya. Ese animal le está acosando demasiado, ve y
               destrúyele.
                   Durjaya acudió a ayudar a Radheya y atacó a Bhima. No sabía que ver a un hijo de
               Dhritarashtra era el tónico más maravilloso para la mente de Bhima. Bhima le mató en
               cuestión de momentos. Los ojos de Radheya derramaron lágrimas por la muerte del
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