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Viendo esto, Dhrishtaketu, el hijo de Sisupala, se dirigió hacia Drona, pero después de
un duelo, fue aniquilado por Drona. Su siguiente víctima fue Kshatradharma, el hijo de
Dhrishtadyumna. Parecía como si todo el ejército de los pandavas estuviera destinado a
ser destruido por Drona.
En medio de todo esto, Yudhisthira pensaba en una sola cosa, sus ojos sólo buscaban
una cosa: Arjuna. Miró en todas las direcciones y no conseguía atisbar la insignia de
Arjuna, ni oír el resonar del gandiva. Había enviado a Satyaki y tampoco encontraba
señales de él. Ahora su preocupación era doble. Estaba trastornado pensando en los tres:
Arjuna Krishna y Satyaki. Pensaba: « Tengo miedo de la fatalidad que le puede haber
sobrevenido a Satyaki. No debía haberle mandado solo a introducirse en los vyuhas de
Drona. No sé lo que le habrá pasado. Ya estaba cansado cuando partió para esta peligrosa
misión. Había luchado demasiados duelos con Drona. Debo mandar a alguien más en
ayuda de Satyaki. Le pediré a Bhima que vaya. » Yudhisthira le pidió a su conductor que
le llevara hacia Bhima. Le dijo:
—Bhima, hace mucho que Arjuna se fue al frente y no veo señales de él por ningún
lado.
Bhima le sonrió y le dijo:
—Mi querido hermano, no está bien que te preocupes por Arjuna delante de todo el
mundo. Si te vuelves tan débil por el miedo ¿qué va a pasar? Dime qué debo hacer.
Los ojos de Yudhisthira estaban llenos de lágrimas y le dijo:
—Arjuna no ha vuelto. Preocupado por él, mandé a Satyaki y no sé lo que les habrá
ocurrido. Ya hace mucho tiempo que se fue y no oigo ningún grito de ánimo en el frente,
sólo puedo oír los gritos de los kurus y estoy seguro que mi valiente Arjuna ha sido
aniquilado por los muchos guerreros, igual que ayer aniquilaron a Abhimanyu. Estoy
seguro de que he mandado a Satyaki a la muerte. Cuando Arjuna esté muerto, ¿crees
que le permitirán sobrevivir a Satyaki? Ayer mandé a Abhimanyu a la muerte y hoy he
mandado a Satyaki. Quiero que vayas tú, Bhima, y averigües lo que está ocurriendo
allí. Si les encuentras vivos, lanza tu grito de guerra, como el rugido de un león y yo
al oírlo descansaré en paz. Escucha, ¿no puedes oír ahora la panchajanya?, pero yo no
oigo el trallido del gandiva. Estoy seguro de que Arjuna ha muerto y Krishna está ahora
luchando para vengar la muerte de su querido amigo, estoy seguro de ello. En el nombre
del respeto que me tienes como tu hermano mayor, te pido que vayas y averigües lo que
les ha ocurrido.
Bhima sonrió al amedrentado Yudhisthira y le dijo:
—Cuando Krishna y Arjuna entran en el ejército no puede haber nada más que la
victoria para ellos y Satyaki tampoco puede ser dañado, pero obedeceré tus órdenes. Iré
y averiguaré lo que está ocurriendo. Espera a oír mi grito de guerra.