Page 590 - Mahabharata
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               decidido hacer lo contrario, no había nada que hacer y no tiene sentido culparnos unos
               a otros. El destino observa nuestras acciones, pero al final, todo acaba como él quiere.

               Todo lo que hemos hecho hasta ahora ha sido malogrado por el destino. Sólo podemos
               intentarlo al máximo, pero el resultado está en las manos del destino. No tiene sentido
               desafiar lo que la voluntad divina ha decidido, sólo podemos esperar lo mejor. Vamos,
               amigo mío, libérate de esa depresión y lucha. Lucharemos; el ganar o no, no lo decidimos
               nosotros.
                   Habían llegado a los límites del ejército. El ejército pandava estaba listo para luchar y
               la lucha comenzó. Era una escena terrible, el campo de batalla estaba oscuro, pues la luz
               del día se había extinguido y los dos ejércitos se encontraron en la oscuridad.
                   Drona luchó con gran acierto. Drona, Kripa, Radheya y Duryodhana atacaron al
               ejército de los pandavas con tal furia que no les era posible escapar de la muerte. Las
               flechas salían despedidas del arco de Duryodhana como un arroyo sin fin. Bhima acudió
               al rescate del ejército y los demás estaban también al frente defendiendo al ejército. Se
               entabló un duelo entre Duryodhana y Yudhisthira. Parecía que ambos estaban decididos
               a luchar hasta el fin de los tiempos, pero Drona interfirió y provocó de nuevo la lucha
               general. La oscuridad era un gran obstáculo para ambos bandos. A la luz de las estrellas
               no podían ver nada. Las flechas eran disparadas de cualquier modo y no tenían ningún
               blanco seguro. Parecían dos ejércitos ciegos luchando entre ellos. Las jabalinas y saktis
               que estaban siendo lanzadas parecían relámpagos que iluminaban el oscuro cielo. Drona
               estaba haciendo todo lo posible para matar a tantos hombres como podía. Quería ser el
               único destructor del ejército. Bhima estaba cumpliendo con su parte en aquella masacre
               general. Algunos de los hijos de Dhritarashtra cayeron en sus garras y fueron literalmente
               aplastados por él.

                   Somadatta se enfrentó con Satyaki en un duelo. Estaba lleno de odio hacia él por
               haber matado a su hijo Bhurisravas. La lucha se hizo peligrosamente intensa. El anciano
               ya había perdido a Sala y ahora había perdido a dos de sus hijos en un solo día. Fue una
               lucha terrible aunque naturalmente Satyaki era el más poderoso de los dos. Duryodhana
               tuvo que acudir para ayudar al anciano y Dhrishtadyumna fue a ayudar a Satyaki.
               Somadatta se desmayó y se lo llevaron fuera del campo. Aswatthama vino a retar a
               Satyaki y Ghatotkacha acudió también para enfrentarse con Aswatthama. Tan sólo ver
               al hijo de Bhima fue suficiente para hacer que el ejército kuru temblara de miedo. Su
               grito de guerra frente al ejército enemigo hacía que temblasen sus filas. Ghatotkacha
               había traído con él a un grupo de rakshasas, había llegado la noche y su fuerza se había
               incrementado.
                   Ghatotkacha había comenzado a usar sus tácticas de maya. Aswatthama era uno de
               los pocos a quien no le preocupaban estas acrobacias de Ghatotkacha, pues usaba sus
               astras para disipar la maya. Pero aquello agravó la situación. Ghatotkacha comenzó
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