Page 607 - Mahabharata
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7. Drona 587
« Has llegado al lugar adecuado, tengo cientos de nietos que están ansiosos de
aprender a usar el arco. » La voz de Bhishma estaba llena de pena y de sarcasmo, cuando
dijo esto. Drona pensó que había hecho algo sabio viniendo a Hastinapura, pero era lo
más estúpido que había hecho.
La vida en Hastinapura le hizo perder toda la gentileza y la dulzura que eran parte
de él. Y en su lugar, se convirtió en un hombre con una obsesión: el deseo de castigar a
alguien que había sido lo suficientemente orgulloso para insultarle a él, al gran Drona.
Ahora comprendió que él era tan orgulloso y arrogante como lo había sido Drupada.
En su deseo de venganza, había cometido un suicidio moral. Se había convertido en un
sirviente a sueldo en la corte de Hastinapura. Arjuna castigó a Drupada para satisfacer a
su guru, pero Drona no pudo regocijarse por aquello, su ira se había ido, sólo lo hizo por
principios. Tan pronto como vio a Drupada le dijo: « Sólo quería que aprendieras una
lección, seamos ahora amigos. » Pensó que aquellas pocas palabras eran suficientes para
limpiar una década de odio, pero se había olvidado que los demás también eran capaces
de odiar. Drupada había rezado pidiendo un hijo que matara a Drona.
Drona había visto crecer el odio entre los jóvenes pandavas y los hijos del rey Dhri-
tarashtra. Debía haber sido más cuidadoso. Se dio cuenta de ello y no hizo nada al
respecto. Después de que acabó la educación de los príncipes y realizó su venganza
debió dejar Hastinapura e irse al bosque. Debía haberse despojado de aquel manto de
mundanalidad y resurgir por encima de él, pero no lo hizo. Vio cómo la tragedia estaba
tomando forma, cuando se estaba jugando el juego de dados, sabía que era injusto, pero
ni siquiera se atrevió a dar su opinión y permitió que se cometiera aquella injusticia con
los pandavas. Cuando fueron enviados al bosque, Duryodhana recurrió a él porque
tenía miedo de que hubiera una guerra. Drona le dijo que lucharía por él, que no tuviera
miedo. Fue una estupidez haberle dicho aquello, pero ya había dado el primer paso
en el camino del pecado y ya tuvo que seguir, ya no podía dar la vuelta. Ahora había
caído Bhishma y Drona había tomado el mando como comandante del ejército kuru. El
honor que se le rindió le hizo perder la cabeza e impulsivamente le dijo a Duryodhana
que le pidiera un don. Duryodhana quería que le trajera a Yudhisthira como cautivo; se
podía haber negado, pero no lo hizo. Las palabras que Bhima le había dirigido el día
anterior le habían quemado como el fuego, pero todo era verdad. Fue por eso por lo que
no pudo luchar con él. Es muy difícil enfrentarse con la verdad, pero él había hecho algo
terrible: el día anterior había matado a un joven muchacho a sangre fría. Las palabras de
Duryodhana le habían herido en lo más profundo y en su ira había prometido matar a
un gran guerrero del lado de los pandavas. Había formado el padmavyuha sabiendo
que el muchacho Abhimanyu quedaría atrapado en ella. Fue un crimen por el que nunca
sería perdonado. Había herido a su querido Arjuna, le había roto su corazón y aun
así Arjuna le habló con afecto. Le había dicho: « Eres mi guru, soy como un hijo para