Page 608 - Mahabharata
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               ti. De hecho no hay diferencia entre yo y tu Aswatthama, me lo dijiste una vez. » El
               valiente y noble Arjuna estuvo enzarzado en una lucha con estos pecadores tratando de

               vengar, contra todas las probabilidades, el cruel asesinato de su hijo. A Drona se le había
               pedido que evitara esta injusticia, pero él accedió a hacerlo y ahora tenía que escuchar
               los reproches de Duryodhana. De repente, la mente de Drona se sintió tremendamente
               disgustada con todo lo que estaba sucediendo. Su corazón estaba siendo batido por
               los muchos recuerdos del pasado y del presente. Había cometido demasiados pecados
               por Duryodhana y aun así le estaba acusando de ser parcial con Arjuna: su arrogancia
               era intolerable. La gratitud era un sentimiento que era desconocido para el corazón de
               Duryodhana.
                   Drona se sentó escuchando a Duryodhana. De repente sus ojos se encendieron y dijo:
                   —Me exasperas con tus palabras, he estado haciendo todo lo que he podido y tú lo
               sabes. Movido por tu ambición de victoria, no haces nada más que reprocharme. No es
               justo disparar asirás contra pobres e inocentes soldados que no los conocen. Pero si tú
               me lo ordenas lo haré ya que tengo que obedecerte. He jurado que no me quitaré esta
               armadura hasta que no mate a todos los panchalas y los kekayas y luego moriré, aunque
               eso para ti no tiene importancia. Pero si crees que Arjuna puede ser vencido, sólo puedo
               decirte que estás cobijando vanas esperanzas. Él no puede ser vencido. No tiene sentido
               que te hable del valor de Arjuna, no te gustaría, pero te lo digo por última vez, Arjuna

               no puede ser derrotado por nadie.
                   Duryodhana odiaba esta alabanza del enemigo, estaba harto de oírselo a todos una y
               otra vez. Le dijo:
                   —Le venceremos. Yo estoy aquí y mi Dussasana, Sakuni, y Radheya también están
               aquí. Los cuatro podemos vencerle fácilmente.

                   Drona sonrió con desdén, pero no dijo nada. Duryodhana continuó:
                   —Dividamos el ejército en dos. Tomaremos una porción del ejército y atacaremos
               a los pandavas con tu discípulo favorito. Si lo deseas puedes luchar o si no te puedes
               quedar fuera del campo pensando en la grandeza de Arjuna.

                   Estas duras palabras de Duryodhana eran demasiado hirientes. Drona aun así no
               perdió la calma y le dijo:
                   —Duryodhana, deseo que te vaya bien en esta gran empresa que te has propuesto.
               No hay nadie que pueda vencer a Arjuna. Inténtalo tú, no hay nada como averiguarlo
               por uno mismo. Eres un pecador sin remordimientos y además eres cruel y suspicaz.
               Nunca puedes reconocer a los que te aprecian y a los que se interesan por tu bien. Eres un
               kshatrya nacido en la ilustre casa de los kurus y estás deseando luchar: ve pues y lucha.
               ¿Por qué has causado la muerte de tantos reyes por tu culpa? ¿Por qué no has luchado
               durante todos estos días?. Después de todo, esta gran guerra que se esta disputando
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